La revolucion de la enseñanza
martes, 27 de abril de 2021
Las sanciones y bloqueos internacionales sí perjudican a millones de venezolanos
Más allá de la ineficiencia y corrupción reinantes en la Venezuela “socialista” de Maduro, no caben dudas de que las criminales sanciones e irracionales bloqueos a cargo de Estados Unidos desde el año 2015, han profundizado la crisis socioeconómica y por tanto la situación lamentable de millones de venezolanos, hoy día empeorada por las consecuencias de la pandemia por COVID-19. Han insistido diversos funcionarios del Gobierno estadounidense que las sanciones, por ejemplo, sólo han afectado a las autoridades del país caribeño, pero en la realidad no han hecho más que deteriorar la ya pésima calidad de vida de los ciudadanos comunes, y en general han conducido a Venezuela a un profundo abismo.
Y es que es lógico que un país megadependiente como Venezuela, importador histórico de todo tipo de productos, se vea notablemente afectado por los obstáculos y chantajes comerciales y financieros de la nación norteamericana y sus aliados, que en buena parte se han debido a la creciente alianza de la entidad caribeña con potencias como China y Rusia, competidores de Estados Unidos por la hegemonía global. Ha pagado un alto precio el pueblo venezolano por la progresiva vinculación de la nación suramericana con los rivales del decadente imperio estadounidense, hasta el punto que, debido a la insuficiente importación, se carece de abundantes insumos hasta para producir la gasolina necesaria para abastecer con regularidad al grueso del parque automotor, en un país con una elevada producción histórica de petróleo, y con una enorme reserva de ‘oro negro’.
Es necesario recalcar que si bien el Gobierno de Maduro no es precisamente un ejemplo de honestidad, eficiencia, sobriedad, humanitarismo y buena administración, las sanciones y bloqueos cortesía del criminal imperio estadounidense, han afectado terriblemente a millones de venezolanos desde hace algunos años, con más dureza a partir de la crisis sanitaria por el coronavirus. Y evidentemente a las élites estadounidenses y de otras partes del mundo importa un comino el sufrimiento de los ciudadanos comunes en Venezuela; sólo velan por sus intereses más allá de los discursos en defensa de la democracia, de la libertad y de los derechos humanos en la nación suramericana.
He aquí el extracto de dos textos en los que se advierte de las nefastas consecuencias de las sanciones y bloqueos contra Venezuela por parte de Estados Unidos y sus aliados en el mundo. El primero de ellos es un informe de la relatora de la ONU, Alena Douhan:
“La relatora concluyó que: ‘las sanciones impuestas contra Venezuela, sus ciudadanos y empresas afectan a personas en Venezuela y fuera de su territorio tanto en el sector público como en el privado, nacionales de terceros países y empleados de empresas de terceros países afectados por sanciones secundarias o el miedo a ellas, donantes y ONG humanitarias internacionales; beneficiarios de asistencia de organismos internacionales’
‘Observo con preocupación que las sanciones sectoriales a las industrias del petróleo, oro y minería, el bloqueo económico a Venezuela y el congelamiento de los activos del Banco Central han exacerbado la situación económica y humanitaria preexistente’, apuntó.
Douhan instó al gobierno de EE.UU. a terminar la emergencia nacional relativa a Venezuela. Pidió: ‘Revisar y levantar las sanciones sectoriales contra al sector público venezolanos, revisar y levantar sanciones secundarias contra terceros países, y abstenerse de imponer sanciones respecto al suministro de diésel’”.
“Las sanciones de Estados Unidos a Venezuela seguramente contribuyeron a empeorar el deterioro de la economía del país sudamericano y generaron obstáculos para los trabajadores humanitarios, señaló el lunes un informe de un organismo de control del gobierno estadounidense.
La Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO en inglés) no cuantificó, sin embargo, el daño y señaló otros factores detrás del colapso económico de Venezuela, incluidas fallas del gobierno de Nicolás Maduro.
La evaluación de la GAO, solicitada por legisladores demócratas, se conoce cuando el presidente Joe Biden parece listo a ajustar la política hacia Venezuela, aunque preservando en gran medida la estrategia de su antecesor Donald Trump, fallida hasta ahora, para forzar la salida de Maduro, a quien ambos consideran un ‘dictador”.
La GAO, una agencia del poder legislativo que fiscaliza al gobierno federal, indicó que la economía venezolana se ha contraído «constantemente» durante casi una década, pero ha caído «abruptamente» desde el inicio de las medidas punitivas de Washington en 2015, en especial a partir de 2019.
Trump impuso un embargo de facto al petróleo de Venezuela, crucial para su economía, al sancionar a PDVSA en enero de 2019. Entonces, Maduro, en el poder desde 2013, inició un segundo mandato desconocido por Estados Unidos y medio centenar de países por considerarlo resultado de elecciones fraudulentas.
Articulo por Rubén Alexis Hernández Arena
https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20210208-informe-gubernamental-de-eeuu-dice-que-sanciones-da%C3%B1an-econom%C3%ADa-de-venezuela
www.rubenhernandezinternacional.blogspot.com
www.rubenhernandezrealidadvenezolana.blogspot.com
martes, 2 de junio de 2020
Tanto golpista Nica en Miami, pero no en las protestas populares en Estados Unidos
Carlos Fonseca Terán.
Tanto golpista nica que hay en Miami y tanto que les gusta a ellos protestar, pero no los veo en las protestas populares en Estados Unidos. ¿No es que las protestas de ellos aquí eran justas? ¿Por qué no se animan allá a protestar contra la brutalidad racista de la Policía imperial? Por el contrario, veo sandinistas protestando allá, y veo a los golpistas muy nerviosos por la rebelión del pueblo norteamericano. Y es que claro, no es lo mismo una protesta popular que un intento de golpe de Estado: En las protestas populares sólo mueren los que protestan, mientras en los golpes de Estado también mueren los defensores de un gobierno que sienten suyo porque es un gobierno popular, y más que defender un gobierno, defienden un proyecto revolucionario, porque en los golpes de Estado el pueblo enfrenta en las calles a los golpistas, de forma masiva y organizada en defensa de su gobierno y su proyecto revolucionario, mientras en las protestas populares no sale nadie en defensa de gobierno alguno, salvo las instituciones armadas, separadas del pueblo y confrontadas con él, contrario a lo que ocurre en un proceso revolucionario, en el que tales instituciones son expresión del propio pueblo armado en defensa de sus propios intereses y de los de la nación, y por eso ambos, pueblo e instituciones armadas, defienden juntos la paz, la patria y la Revolución, y por eso mismo en las recientes protestas populares de América Latina y ahora en Estados Unidos, no han muerto policías, y en los intentos de golpe en Nicaragua y Venezuela sí; policías y civiles defensores de ambos gobiernos revolucionarios.
Otra diferencia es que las protestas populares no reciben financiamiento del exterior ni responden a intereses de potencias extranjeras y por tanto, tampoco reciben el apoyo intervencionista de esas potencias, a las que en cambio los golpistas vendepatria piden agresiones contra su propio país. En las protestas populares se queman los McDonalds, como en Chile, y no sé qué edificios estarán siendo incendiados en Estados Unidos, pero estoy seguro de que los manifestantes allá no están destruyendo universidades públicas ni sedes de cooperativas campesinas, como hicieron en Nicaragua los golpistas, que jamás han protestado por reivindicación popular alguna ni por causa justa de ningún tipo, porque al contrario, las reivindicaciones populares y las causas justas son las que defiende en Nicaragua nuestro gobierno, democráticamente electo por el pueblo nicaragüense gracias a la Revolución Sandinista, que surgió precisamente de una rebelión popular organizada y encabezada por el FSLN como punto culminante de su larga lucha contra una dictadura impuesta por la misma potencia que hoy ampara a los golpistas y que ahora está siendo sacudida por las protestas de su propio pueblo, y aquella rebelión popular de la que surgió la Revolución Sandinista nunca se autoproclamó pacífica, porque en una dictadura no hay espacio para la lucha pacífica, producto de las cuales morían policías y militantes sandinistas, en lo que es apenas una de las tantas incoherencias de la derecha vendepatria, fiel exponente de la clase política libero-conservadora que en 175 años de malgobernar el país sólo trajo guerras, explotación, pobreza y saqueo del país por el imperialismo yanqui, a cuyas tropas se enfrentó victoriosamente nuestro General Sandino, iniciador de la lucha revolucionaria que llevó al poder al pueblo de Nicaragua; poder desde el cual en tan sólo 23 años (interrumpidos por tres gobiernos neoliberales y 10 de ellos bajo una cruenta guerra de agresión) se ha logrado que más de la mitad de nuestra economía esté en manos del pueblo trabajador, mientras antes era controlada en su totalidad por los explotadores; que la pobreza y la desigualdad social se reduzcan cada vez más, contrario a lo que sucedía con liberales y conservadores; que haya salud y educación para todos, y no como cuando liberales y conservadores las tenían privatizadas; y que haya cada vez más derechos restituidos en beneficio del pueblo, desde su gobierno y bajo la conducción de su vanguardia, el FSLN, máxima expresión de su lucha organizada, su unidad indestructible y su conciencia patriótica, antimperialista y revolucionaria.
Tanto golpista nica que hay en Miami y tanto que les gusta a ellos protestar, pero no los veo en las protestas populares en Estados Unidos. ¿No es que las protestas de ellos aquí eran justas? ¿Por qué no se animan allá a protestar contra la brutalidad racista de la Policía imperial? Por el contrario, veo sandinistas protestando allá, y veo a los golpistas muy nerviosos por la rebelión del pueblo norteamericano. Y es que claro, no es lo mismo una protesta popular que un intento de golpe de Estado: En las protestas populares sólo mueren los que protestan, mientras en los golpes de Estado también mueren los defensores de un gobierno que sienten suyo porque es un gobierno popular, y más que defender un gobierno, defienden un proyecto revolucionario, porque en los golpes de Estado el pueblo enfrenta en las calles a los golpistas, de forma masiva y organizada en defensa de su gobierno y su proyecto revolucionario, mientras en las protestas populares no sale nadie en defensa de gobierno alguno, salvo las instituciones armadas, separadas del pueblo y confrontadas con él, contrario a lo que ocurre en un proceso revolucionario, en el que tales instituciones son expresión del propio pueblo armado en defensa de sus propios intereses y de los de la nación, y por eso ambos, pueblo e instituciones armadas, defienden juntos la paz, la patria y la Revolución, y por eso mismo en las recientes protestas populares de América Latina y ahora en Estados Unidos, no han muerto policías, y en los intentos de golpe en Nicaragua y Venezuela sí; policías y civiles defensores de ambos gobiernos revolucionarios.
Otra diferencia es que las protestas populares no reciben financiamiento del exterior ni responden a intereses de potencias extranjeras y por tanto, tampoco reciben el apoyo intervencionista de esas potencias, a las que en cambio los golpistas vendepatria piden agresiones contra su propio país. En las protestas populares se queman los McDonalds, como en Chile, y no sé qué edificios estarán siendo incendiados en Estados Unidos, pero estoy seguro de que los manifestantes allá no están destruyendo universidades públicas ni sedes de cooperativas campesinas, como hicieron en Nicaragua los golpistas, que jamás han protestado por reivindicación popular alguna ni por causa justa de ningún tipo, porque al contrario, las reivindicaciones populares y las causas justas son las que defiende en Nicaragua nuestro gobierno, democráticamente electo por el pueblo nicaragüense gracias a la Revolución Sandinista, que surgió precisamente de una rebelión popular organizada y encabezada por el FSLN como punto culminante de su larga lucha contra una dictadura impuesta por la misma potencia que hoy ampara a los golpistas y que ahora está siendo sacudida por las protestas de su propio pueblo, y aquella rebelión popular de la que surgió la Revolución Sandinista nunca se autoproclamó pacífica, porque en una dictadura no hay espacio para la lucha pacífica, producto de las cuales morían policías y militantes sandinistas, en lo que es apenas una de las tantas incoherencias de la derecha vendepatria, fiel exponente de la clase política libero-conservadora que en 175 años de malgobernar el país sólo trajo guerras, explotación, pobreza y saqueo del país por el imperialismo yanqui, a cuyas tropas se enfrentó victoriosamente nuestro General Sandino, iniciador de la lucha revolucionaria que llevó al poder al pueblo de Nicaragua; poder desde el cual en tan sólo 23 años (interrumpidos por tres gobiernos neoliberales y 10 de ellos bajo una cruenta guerra de agresión) se ha logrado que más de la mitad de nuestra economía esté en manos del pueblo trabajador, mientras antes era controlada en su totalidad por los explotadores; que la pobreza y la desigualdad social se reduzcan cada vez más, contrario a lo que sucedía con liberales y conservadores; que haya salud y educación para todos, y no como cuando liberales y conservadores las tenían privatizadas; y que haya cada vez más derechos restituidos en beneficio del pueblo, desde su gobierno y bajo la conducción de su vanguardia, el FSLN, máxima expresión de su lucha organizada, su unidad indestructible y su conciencia patriótica, antimperialista y revolucionaria.
sábado, 11 de abril de 2020
En plena pandemia, el imperialismo de EE.UU. prepara una guerra de saqueo contra Venezuela

Por Cecilia Zamudio | 09/04/2020 | EE.UU.
Fuentes: Rebelión
Los Estados Unidos preparan su nueva aventura de piratería a gran escala, esta vez contra Venezuela. Para ello esgrimen el cínico pretexto de «combatir al narcotráfico», cuando son ellos los mayores narcotraficantes del mundo. Cuando utilizan al narcotráfico y al paramilitarismo, por ellos mismos entrenado en técnicas de tortura, para desarticular las luchas de los pueblos contra el saqueo capitalista (en Colombia, México, América Central, Brasil han implementado la herramienta paramilitar desde hace décadas).
Desde Estados Unidos se teorizó e implementó la introducción del paramilitarismo, las Maras y torturadores diversos (todos alimentados por dineros del narco y en su mayoría articulados a Estados represivos), para desintegrar el tejido social, para evitar a toda costa el surgimiento de organizaciones revolucionarias que cuestionen y combatan al sistema, para encausar la rabia de los empobrecidos hacia direcciones equivocadas (contra sus propios hermanos y no contra las burguesías nacionales y transnacionales). La Estrategia del «caos controlado» de las Maras y paramilitares implementada por la CIA, ha provocado miles de muertes y constituido un freno de peso a la emancipación de los pueblos.
Desde el Pentágono sacan a relucir una nueva mentira colosal [1] para maquillar sus guerras por codicia, esgrimen la fábula (para dormirse de pie) en la que ellos, los estadounidenses, serían los «grandes luchadores por la libertad y contra el narcotráfico», cuando su misma DEA está implicada hasta los tuétanos en el narcotráfico. La DEA, que se presenta como una agencia “antidrogas”, lo que hace es manejar los flujos de producción y distribución de las drogas ilegales en el mundo, y utilizarlos en función de los intereses del imperialismo estadounidense: más de una operación encubierta de desestabilización se financia con el dinero del narcotráfico (recordemos el financiamiento de la Contra nicaragüense, el financiamiento de la herramienta paramilitar de contrainsurgencia en Colombia, o el financiamiento de las Guarimbas y paramilitares implementados contra Venezuela y su gobierno bolivariano por la burguesía venezolana y la injerencia estadounidense). Por otra parte, los Estados Unidos también introducen drogas en los barrios de la clase explotada estadounidense, para desarticular la lucha política contra la injusticia social, como método de control social y caos controlado. «La DEA ha sido el actor internacional clave en la protección de la producción y procesamiento de droga en Colombia [y en Afganistán] y el garante y vigilante de su traslado hasta las neuronas de los jóvenes en los Estados Unidos»[2].
Cabe también recordar que el dinero del narcotráfico se lava en grandes bancos, que no hay cocaína sin los insumos químicos que la componen (que son producidos por multinacionales químicas y farmacéuticas de EEUU y Europa principalmente) y que los que manejan el narcotráfico en la cúspide son magnates multimillonarios, son los mismos Estados Unidos que se presentan como «la policía mundial» y sus Estados carniceros asociados. Pero el relato del «malvadísimo campesino latinoamericano» es más útil para Falsimedia que exponer las realidades en su totalidad. De hecho, los mayores planes de injerencia estadounidense en América Latina de las últimas décadas (con sumas billonarias), se han desarrollado al amparo de la gran mentira de la supuesta «lucha contra el narcotráfico»: entre ellos el «Plan Colombia»[3] que anegó en sangre al pueblo colombiano y apuntaló a un régimen Narcoparamilitar, y el «Plan Mérida», cuyo principal accionar ha sido reprimir a la población y a las organizaciones sociales para sofocar la protesta contra el saqueo capitalista de México, a la vez que tampoco ha incidido contra los grandes carteles, todo lo contrario.
Ahora, los EEUU movilizan portaaviones al Caribe contra Venezuela, cuando la mayor parte de la droga que sale de Colombia (el 84%) lo hace a través del Pacífico en cargueros o yates (con la vista gorda de las autoridades) [4], lo hace por Brasil, o lo hace hasta en aviones militares. Hasta un coronel de la DEA, James Hiett, comandante de operaciones en Colombia, fue declarado culpable por narcotráfico[5] (con pocas consecuencias, porque se protegen entre ellos. De vez en cuando hacen un paripé de juicio, cuando sus implicaciones en el narcotráfico son grotescamente inocultables, como en el caso de Hiett. Pero no pasa de ser eso: un paripé para que toda la estructura siga igual).
Los Estados Unidos utilizan las herramientas militares y paramilitares del Estado colombiano (dirigidas desde las bases militares de EEUU que colonizan Colombia), movilizándolas en masa hacia la frontera colombo-venezolana. La Unión Europea, como siempre, destaca en su labor de colaboracionista con el fascismo imperial de Estados Unidos, para apoyar sus pretensiones de invasión contra los pueblos cuyas riquezas codicia el capitalismo transnacional. Todos como buitres: esperando poder saquear las inmensas riquezas de Venezuela (petróleo, oro, gas, etc.). Criminales internacionales de cuello blanco y corazón de cloaca, que, aprovechándose de la pandemia por COVID19 que azota también a América Latina, intentan urdir otro golpe de Estado en la región (recordemos el reciente golpe de Estado contra Bolivia, para saquear su litio y demás riquezas).
El imperialismo estadounidense afila sus garras contra Venezuela y cuenta con su mayor socio regional para su nueva aventura genocida y saqueadora. El Estado colombiano (ahí sí un Narco-Estado-paramilitar) es el sirviente carnicero del imperialismo estadounidense: un Estado totalmente funcional al saqueo capitalista, que lleva décadas perpetrando exterminio contra el pueblo colombiano, urdiendo las más atroces masacres contra la Colombia en lucha por la justicia social. El exterminio que perpetra continuadamente el Estado colombiano contra las y los luchadores sociales recibe apoyo y logística estadounidense en técnicas de tortura y desestructuración social. Son miles los líderes sociales asesinados en Colombia por el Estado al servicio del Gran Capital; pero sobre este Exterminio descomunal la prensa del capitalismo transnacional suele hacer silencio total. El presidente de Colombia, Iván Duque, ha sido relacionado con el narcotraficante “Ñeñe” Hernández [6], quien le habría financiado la compra de votos para su elección presidencial; pero curiosamente no es el presidente colombiano el que es tildado de “narcotraficante” en los grandes medios, sino el presidente del vecino país, ese que la burguesía transnacional anhela derrocar para instalar en Venezuela un gobierno arrodillado al saqueo capitalista más brutal.
Estados Unidos implementa una nueva escalada guerrerista. No le basta con bloquear económicamente a Venezuela y a Cuba (impidiendo así que otros países comercien con ellas y golpeando duramente sus economías). No le basta con recrudecer el bloqueo criminal contra Cuba, aún en momentos de pandemia mundial, cuando es precisamente Cuba, y no otro país, el que está enviando brigadas de médicos cubanos a decenas de países del mundo para salvar vidas. No les basta, a los dirigentes estadounidenses, el estar asesinando a la población de Estados Unidos por falta de la debida asistencia médica contra el COVID19, ahora pretenden implementar una guerra contra Venezuela. Siempre con cualquier pretexto inventado, el imperialismo intenta justificar sus guerras e invasiones de rapiña.
Pero América Latina clama y lucha: ¡Gringos Fuera!… ¡Si tocan a Venezuela, nos tocan a todos los pueblos del Abya Yala!… Tenemos a una Bolivia atragantada porque sabemos del martirio que vive el pueblo boliviano desde el reciente golpe de Estado implementado por el imperialismo y la burguesía boliviana, tenemos a una Colombia estallándonos en el pecho de dolor por el exterminio contra su pueblo, un exterminio planificado desde las altas esferas estadounidenses. Si tocan ahora a Venezuela, se van a encontrar con la rabia cristalizada de todos nuestros pueblos, convertida en fuego.
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Blog de la autora:
www.cecilia-zamudio.blogspot.com
Cuba trabaja en vacuna contra coronavirus
Reiteró en la Mesa Redonda el director de Ciencia e Innovación de BioCubaFarma, doctor Rolando Pérez Rodríguez, quien expuso el desarrollo de productos para lidiar con distintas patologías, algunos registrados y otros en fase de investigación.
El doctor Rolando Pérez Rodríguez, director de Ciencia e Innovación de BioCubaFarma, habló en la Mesa Redonda de hoy viernes acerca del papel de la industria biofarmacéutica en el campo de la ciencia y la innovación ante el coronavirus.
Dijo que en los laboratorios del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) se estaba trabajando en una vacuna para inducir inmunidad protectora específica. «Se trata de un proyecto futuro que permitirá que, en un control a largo plazo de la enfermedad, si hay reemergencia, contar con una vacuna específica».
Expresó que también hay un candidato a vacuna producido por el Instituto Carlos J. Finlay partiendo de componentes de la vacuna cubana contra la meningitis, la cual activa el sistema inmune innato y da cierta capacidad de reacción contra el virus.
Aseguró que hoy existen 41 proyectos de vacunas alrededor del mundo, pero que ninguno ha mostrado un uso eficaz, y solo cinco han iniciado los primeros estudios en pacientes. «Los científicos cubanos están en esa misma carrera», apuntó.
También habló sobre el desarrollo de tecnologías que han permitido acceder a un conjunto de productos para distintas patologías, algunos registrados y otros en fase de investigación.
Fuente: https://oncubanews.com/cuba/cuba-trabaja-en-vacuna-contra-coronavirus/
El doctor Rolando Pérez Rodríguez, director de Ciencia e Innovación de BioCubaFarma, habló en la Mesa Redonda de hoy viernes acerca del papel de la industria biofarmacéutica en el campo de la ciencia y la innovación ante el coronavirus.
Dijo que en los laboratorios del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) se estaba trabajando en una vacuna para inducir inmunidad protectora específica. «Se trata de un proyecto futuro que permitirá que, en un control a largo plazo de la enfermedad, si hay reemergencia, contar con una vacuna específica».
Expresó que también hay un candidato a vacuna producido por el Instituto Carlos J. Finlay partiendo de componentes de la vacuna cubana contra la meningitis, la cual activa el sistema inmune innato y da cierta capacidad de reacción contra el virus.
Aseguró que hoy existen 41 proyectos de vacunas alrededor del mundo, pero que ninguno ha mostrado un uso eficaz, y solo cinco han iniciado los primeros estudios en pacientes. «Los científicos cubanos están en esa misma carrera», apuntó.
También habló sobre el desarrollo de tecnologías que han permitido acceder a un conjunto de productos para distintas patologías, algunos registrados y otros en fase de investigación.
Fuente: https://oncubanews.com/cuba/cuba-trabaja-en-vacuna-contra-coronavirus/
viernes, 1 de noviembre de 2019
Agonía y muerte del neoliberalismo en América Latina
Análisis de coyuntura Latinoamericana
Por Atilio Borón
http://atilioboron.com.ar
30 Octubre 2019
En las últimas semanas el neoliberalismo sufrió una serie de derrotas que aceleraron su agonía y en medio de aparatosas y violentas convulsiones desencadenaron su deceso. Tras casi medio siglo de pillajes, tropelías y crímenes de todo tipo contra la sociedad y el medio ambiente, la fórmula de gobernanza tan entusiastamente promovida por los gobiernos de los países del capitalismo avanzado, las instituciones como el FMI y el BM y acariciada por los intelectuales bienpensantes y los políticos del establishment yace en ruinas.
La nave insignia de esa flotilla de saqueadores seriales, el Chile de Sebastián Piñera, se hundió bajo el formidable empuje de una protesta popular sin precedentes, indignada y enfurecida por décadas de engaños, artimañas leguleyas y manipulaciones mediáticas.
A las masas chilenas se les había prometido el paraíso del consumismo capitalista, y durante mucho tiempo creyeron en esos embustes. Cuando despertaron de su sonambulismo político cayeron en la cuenta que la pandilla que las gobernó bajo un manto fingidamente democrático las había despojado de todo: les arrebataron la salud y la educación públicas, fueron estafadas inescrupulosamente por las administradoras de fondos de pensión, se encontraban endeudadas hasta la coronilla y sin poder pagar sus deudas mientras contemplaban estupefactas como el 1 por ciento más opulento del país se apropiaba del 26.5 por ciento del ingreso nacional y el 50 por ciento más pobre sólo capturaba el 2.1 por ciento.
Todo este despojo se produjo en medio de un ensordecedor concierto mediático que embotaba las conciencias, alimentaba con créditos indiscriminados esta bonanza artificial y hacía creer a unas y otros que el capitalismo cumplía con sus promesas y que todas y todos podían hacer lo que querían con sus vidas, sin que se inmiscuyera el estado y aprovechando las inmensas oportunidades que ofrecía el libre comercio.
Pero ninguna utopía, aún la del mercado total, está a salvo de la acción de sus villanos. Y éstos aparecieron de súbito personificados en las figuras de unos adolescentes de escuela secundaria que, con ejemplar audacia y filial solidaridad, se rebelaron contra el aumento en las tarifas del metro que perjudicaba no a ellos sino a sus padres. Su osadía hizo trizas el hechizo y quienes habían caído en la trampa de resignar su ciudadanía política a cambio del consumismo se dieron cuenta que habían sido burlados y estafados, y salieron a las calles para expresar su descontento y su furia.
Se convirtieron, de la noche a la mañana, en "vándalos", "terroristas" o en una revoltosa banda de "alienígenas" –para usar la elocuente descripción de la mujer del presidente Piñera– que avizoraron los límites infranqueables del consumismo y del endeudamiento infinito y el carácter grotesco del menú democrático que ocultaba, bajo prolijos ropajes y vacías formalidades, la implacable tiranía del capital. Comprobaron en ese violento despertar que una de las sociedades antaño más igualitarias de Latinoamérica ahora compartía, según el Banco Mundial, el dudoso honor de ser junto a Ruanda uno de los ocho países más desiguales del planeta.
Nada volverá a ser igual en Chile
Como un relámpago advirtieron que habían sido condenados a sobrevivir endeudados de por vida, víctimas de una plutocracia –insaciable, intolerante y violenta– y de la corrupta partidocracia que era cómplice de aquélla y gestora del saqueo contra su propio pueblo y los recursos naturales del país. Por eso tomaron las calles y salieron en imponentes manifestaciones a luchar contra sus opresores y explotadores, y lo hicieron –y aún hoy lo hacen– con una valentía y heroísmo pocas veces vistos. Ya son por lo menos veinte los muertos por la represión de las fuerzas de seguridad y los desaparecidos reportados suman más de cien, amén de los centenares de heridos y torturados y los miles de detenidos que marcan, con lúgubres tonalidades, los estertores finales del tan admirado modelo.
Después de esta espontánea insurrección popular ya nada volverá a ser igual, nada revivirá al neoliberalismo, nadie lo señalará como la vía regia hacia la democracia, la libertad y la justicia social. Eso aunque Piñera continúe en La Moneda y prosiga su brutal represión. Pese a lo cual ni la OEA, ni los gobiernos "democráticos" del continente –presididos por turbios personajes de frondosos prontuarios– ni tampoco los hipócritas custodios de los valores republicanos tendrán un átomo de decencia para caracterizar a su gobierno como una dictadura, calificación que sólo merece Nicolás Maduro aunque jamás haya habido en su gobierno una represión tan bestial y sanguinaria como la que quedó documentada en infinidad de videítos grabados en Chile y que se viralizaron por internet.
Para Donald Trump, Piñera es amigo, vasallo y sicario político de la Casa Blanca, imprescindible para atacar a la Venezuela Bolivariana y esas son razones más que suficientes para defenderlo y protegerlo a cualquier precio. Obedientes, las ONG del imperio y sus sucursales en Europa y Latinoamérica –inverosímiles defensoras de los derechos humanos, la democracia, la sociedad civil y el medio ambiente– mantendrán un silencio cómplice ante los crímenes que cometa el ocupante de La Moneda. Algunas expresarán otras opiniones, más no aquellas que son los tentáculos ocultos del imperialismo. Impertérritos, los publicistas del sistema seguirán señalando a Nicolás Maduro como el arquetipo de la dictadura y al chileno como la personificación misma de la democracia. Pero todo será inútil, y lo que murió –la receta neoliberal– bien muerta está.
El traidor se revuelca en su estiércol
Claro que la historia no comienza ni termina en Chile. Poco antes del estallido social todavía en curso, el Ecuador del traidor y corrupto presidente Moreno había sido convulsionado por inmensas protestas populares. El detonante, la chispa que incendió la pradera fue la quita de los subsidios a los combustibles. Pero el factor determinante fue la implementación del "paquetazo" ordenado por el FMI al servil agente instalado en el Palacio de Carondelet.
La reacción popular, iniciada primero entre los transportistas y sectores populares urbanos y luego potenciada por la multitudinaria irrupción de las poblaciones originarias en las principales ciudades del país, se extendió poco más de una semana y obligó al cobarde presidente a trasladar la sede del Ejecutivo a Guayaquil. Poco después tuvo que suspender la cruel represión con que había respondido al desafío y abrir una fraudulenta negociación con los autoproclamados líderes de la revuelta indígena.
Astuto, pactó una tregua con la desprestigiada y también ingenua dirigencia de la CONAIE y derogó el decreto relativo al subsidio a los combustibles, prometiendo revisar lo actuado. Nada de eso ha ocurrido, pero logró desarticular la protesta, por ahora. Como le cuadra a un traidor serial como Moreno, el jefe de los negociadores indígenas, Jaime Vargas, está siendo judicialmente perseguido por el gobierno.
El "paquetazo" será puesto en práctica porque el mandato del FMI es inapelable y Moreno es un peón más que obediente: es obsecuente. Es sabido que estos programas del Fondo sólo son factibles si se los gestiona con una mezcla –variable según los casos– de engaños y represión. Pero ahora la pasividad ciudadana tiene mecha corta y en pocos meses más, en cuanto se dejen sentir los rigores del ajuste salvaje, no sería extraño que estalle una nueva rebelión plebeya que esperemos no caiga en las trampas de Moreno y sus compinches y culmine exitosamente con la destitución del presidente y la refundación de la democracia en el Ecuador.
El presidente está entrampado: si aplica el programa del FMI la poblada popular probablemente acabe con su gobierno; si no lo hace, el imperio puede decidir que llegó la hora de prescindir de sus servicios por inútil. Y como la Casa Blanca "sabe demasiado" de las trapisondas y los negocios sucios de Moreno no tendrá más remedio que aceptar el ultimátum imperial y acogerse a un "desempleo involuntario", como decía Keynes. Pero, pese a su inutilidad y a los crímenes perpetrados durante la represión de las protestas populares Washington se encargará de esconderlo y protegerlo. Como lo hizo con otro asesino, Gonzalo Sánchez de Lozada y con tantos otros. En poco tiempo sabremos cual será el desenlace.
Evo, siempre vencedor
El neoliberalismo sufrió otra derrota en Bolivia, cuando el presidente Evo Morales fue reelecto con el 47,08 por ciento de los votos contra el 36,51 por ciento obtenido por Carlos Mesa, el candidato de Comunidad Ciudadana. El presidente le sacó una ventaja de 10.57 por ciento de los votos a su contrincante (más del 10 % que señala la legislación boliviana para declararlo ganador en primera vuelta) y pese a que no hubo ninguna denuncia concreta de fraude sino tan sólo gritos y aullidos de la oposición, ésta exige que se proceda a convocar al balotaje.
Quienes manejan desde Estados Unidos a los enemigos de Evo en Bolivia cuentan con la previsible connivencia de la OEA y algunos desastrados gobiernos de la región como los de la Argentina de Macri, Brasil, Chile, Colombia. Dicen que las irregularidades habidas en la transmisión y difusión del escrutinio (explicada convincentemente por las autoridades bolivianas) unido lo exiguo de la diferencia obtenida por Evo (pero por encima del 10%, por supuesto) obliga a proceder de tal manera.
Si este fuera el caso, estos virtuosos vestales de la democracia deberían ordenar sin más dilaciones la anulación de la elección presidencial de 1960 en Estados Unidos, cuando John F. Kennedy aventajó a Richard Nixon por 0.17 centésimos (49.72 versus 49.55 %) y Nixon fue investido como presidente sin enfrentar reclamo alguno.
Mesa, que perdió por una diferencia de 10.57 por ciento, haría bien en llamarse a silencio. No lo hará, porque en un prodigio de adivinación (que, por supuesto, le salió mal) había anticipado su victoria y que desconocería otro resultado que no fuera ese, como corresponde a un demócrata "made in the USA": Si gano, la elección fue limpia; si pierdo, hubo fraude. Nada nuevo: la derecha jamás creyó en la democracia, mucho menos en estas latitudes, y está de modo irresponsable llamando a la desobediencia civil y promoviendo desmanes para "corregir" el resultado que le fuera negado por las urnas.
Evo, en un gesto que lo enaltece, desafió a la OEA a que realice un peritaje íntegro del proceso y que si encuentra evidencia de fraude, convocaría de inmediato al balotaje. Será inútil, pero igual el capataz Almagro enviará una misión a Bolivia para agitar el avispero y entorpecer la labor del gobierno. Desgraciadamente habrá gente que morirá o sufrirá graves heridas a causa de los disturbios que ocasionará esa misión.
Claro está que los movimientos sociales de Bolivia no van a permitir que una victoria de más de diez puntos obligue a un balotaje o empine como ganador al perdedor. Además, no es un dato menor que ya los gobiernos de México y el nuevo de Argentina reconocieron el triunfo de Evo, al igual que los de Cuba, Nicaragua y la República Bolivariana de Venezuela. En suma: la restauración del neoliberalismo en Bolivia parece haberse frustrado de nueva cuenta, por más esfuerzos que hagan el imperio y sus lugartenientes locales.
Los Fernández derrotan a Macri
En línea con este marco regional signado por un generalizado clima ideológico de repulsa al neoliberalismo imperante, en la Argentina la experiencia neoliberal de Mauricio Macri fue repudiada en las urnas. Ampliamente, porque lo que hubo el 27 de octubre no fue la primera vuelta de una elección presidencial. Ésta, en realidad, tuvo lugar el 11 de agosto, en las PASO (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) y allí las distintas alianzas políticas midieron sus fuerzas.
Dado que en esa ocasión quedó demostrado que sólo Mauricio Macri poseía los votos como para desafiar el poderío electoral del Frente de Todos, el presidente atrajo las preferencias de electores de derecha que en las PASO habían optado por otras candidaturas (Juan José Gómez Centurión o José Luis Espert, y algunos de Roberto Lavagna) y probablemente con un segmento mayoritario de la mayor afluencia ciudadana que concurrió a los comicios este domingo.
De todos modos quedan algunas incógnitas de difícil resolución y que despiertan cada vez más fundadas suspicacias sobre el genuino veredicto de las urnas. Por ejemplo, el hecho de que la fórmula Fernández–Fernández sólo hubiera acrecentado su caudal electoral en unos 250,000 votos, disminuyendo su gravitación porcentual con relación a las PASO en casi un uno y medio por ciento es difícil de entender. Sí que su rival lo acrecentase, pero que lo hiciera en 2,350,000 votos y casi siete y medio por ciento provoca. por lo menos una cierta curiosidad.
Es obvio que el macrismo se benefició con la fuga de votos hacia su candidatura, pero su crecimiento luce como excesivo al igual que el muy poco que experimentó el Frente de Todos en un contexto de profundización de la crisis económica como la vivida por la Argentina en los últimos dos meses.
Otro misterio de la aritmética electoral lo ofrece el paradero de los 900,000 votos obtenidos en las PASO por las dos candidaturas presidenciales del trotskismo y que se redujeron a poco más de 550,000 el domingo pasado. ¿Qué ocurrió con esos 350,000 votos faltantes? ¿se evaporaron, votaron a Macri? Son demasiadas interrogantes que no podremos resolver aquí pero que alimentan la sospecha de que pudo haber habido un muy sofisticado fraude informático que seguramente será descubierto en cuanto se termine el escrutinio definitivo de los comicios.
De todos modos, más allá de estas disquisiciones, los casi ocho puntos porcentuales que separan a Fernández de Macri (que pueden acrecentarse cuando se conozcan los datos definitivos) son, para un balotaje, una diferencia muy significativa. Recuérdese que en la segunda vuelta de la elección presidencial de 2015, Macri se impuso a Daniel Scioli por dos puntos y medio, 2.68 % según el escrutinio definitivo.
Lo cierto es que la ardua tarea de reconstruir a la economía y sanar las profundas heridas que el macrismo dejó en el tejido social, sólo será posible abandonando las recetas del neoliberalismo. Éste ocasionó en la Argentina la crisis más grave de su historia, peor aún que el traumático desplome de la Convertibilidad en el 2001. Será como remontar una empinada cuesta, porque Macri deja al país en profunda recesión, acribillado por la inflación y un desempleo de dos dígitos, con casi cuarenta por ciento de gente en la pobreza y una deuda descomunal y a corto plazo, nada menos que con el FMI. Pero los estallidos sociales de Chile y Ecuador son un elocuente disuasivo para desalentar a quien quiera aconsejar al nuevo presidente que lo que hay que hacer es emular los logros del neoliberalismo tal cual se conocieran en Chile.
El uribismo y el Frente Amplio
No podría concluir esta mirada panorámica sobre la agonía del neoliberalismo en Latinoamérica, sin mencionar el serio revés sufrido el domingo pasado por esta corriente ideológica en las elecciones regionales de Colombia. En ese país, el autodenominado Centro Democrático (que no es ni lo uno ni lo otro, sino una derecha radical y visceralmente antidemocrática), partido al que pertenecen Álvaro Uribe y el actual presidente Iván Duque, sufrió una dura derrota en la disputa librada en las dos principales ciudades del país, Bogotá y Medellín. En ambas se impuso la oposición de centro izquierda y el uribismo sólo prevaleció en dos de las 32 gobernaciones de Colombia. Si bien es prematuro anticipar previsión alguna acerca de lo que podría acontecer en las elecciones presidenciales de 2022, lo cierto es que si algo no se esperaba en Colombia era un tropiezo tan contundente de la derecha ultraneoliberal en aquellas ciudades. Una señal muy positiva, sin dudas.
Tampoco podría poner fin a estas líneas sin compartir en este caso la preocupación que genera el proceso electoral en el Uruguay, en cuya primera vuelta el candidato del Frente Amplio y ex intendente de Montevideo, Daniel Martínez, obtuvo un 39,2 % de los votos contra el 28,6 % de Luis Lacalle Pou, del conservador Partido Nacional. Esto pronostica una reñida contienda en el balotaje que tendrá lugar el próximo 24 de noviembre, porque las restantes fuerzas políticas de la derecha han comprometido su apoyo a Lacalle Pou, incluyendo a la desgraciada novedad de la política uruguaya: el "bolsonarismo" encarnado en el partido Cabildo Abierto liderado por el ex Comandante del Ejército Nacional Guido Manini Ríos, ardiente opositor a cualquier pretensión de revisar los casos de violación de los derechos humanos perpetrados por la dictadura en Uruguay y duro crítico de toda la legislación progresista aprobada por el Frente Amplio a lo largo de quince años de gobierno.
No está todo perdido, pero quedan sólo cuatro semanas para persuadir al electorado del Uruguay que elegir un gobierno neoliberal en momentos en que esa corriente se desbarranca en medio de tremendas convulsiones sociales –en Chile, en Ecuador, en Haití y antes en México, con el triunfo de López Obrador– condenaría a ese país a internarse en un sendero que terminó en un rotundo fracaso en todos los países de la región. Sería ingenuo pensar que lo que produjo un holocausto social sin precedentes en México, luego de 36 años (1982–2018) de cogobierno FMI–PRI–PAN; o la gravísima crisis que azota a la Argentina y la debacle que devora a Chile y Ecuador pueda dar nacimiento a un resultado virtuoso en la nación rioplatense. Mucho tendrá que trabajar el Frente Amplio para hacer que sus compatriotas observen con cuidado a la escena regional y extraigan sus propias consecuencias.
Lo muerto, muerto está
Ponemos punto final a esta mirada panorámica sobre las vicisitudes de la agonía y muerte del neoliberalismo en América Latina. Lo muerto, muerto está, pero lo que brotará de sus cenizas no es fácil de discernir.
Será dictado, como todos los procesos sociales, por los avatares de la lucha de clases, por la clarividencia de las fuerzas dirigentes del proceso de reconstrucción económica y social; por su audacia para hacer frente a toda clase de contingencias y preservar la preciosa unidad de las fuerzas políticas y sociales democráticas y de izquierda; por su valentía para desbaratar los planes y las iniciativas de los personeros del pasado, de los guardianes del viejo orden; por la eficacia con que se organice y concientice al heteróclito y tumultuoso campo popular para enfrentar a sus enemigos de clase, al imperio y sus aliados, al capitalismo como sistema, que cuenta con enormes recursos a su disposición para conservar sus privilegios y continuar con sus exacciones.
Será una tarea hercúlea, pero no imposible. Se avecinan "tiempos interesantes" y preñados de grandes potencialidades de cambio. La incertidumbre domina la escena, como invariablemente sucede en todos los puntos de inflexión de la historia. Pero donde hay una certeza absoluta es que ya más nadie en Latinoamérica podrá engañar a nuestros pueblos, o pretender ganar elecciones diciendo que "hay que imitar al modelo chileno", o seguir los pasos del "mejor alumno" del Consenso de Washington. Esto fue lo que por décadas recomendaron –en vano, visto el inapelable veredicto de la historia– el antes locuaz y ahora silente Mario Vargas Llosa, junto a la pléyade de publicistas del neoliberalismo que imponían con prepotencia sus falacias y sofismas gracias a su privilegiada inserción en los oligopolios mediáticos y aparatos de propaganda de la derecha.
Pero esto ya es pasado. Y no cometeremos la imbecilidad de pretender hacer gala de una inverosímil "neutralidad" o de buenos modales a la hora de despedir a esta corriente ideológica en sus exequias deseándole que "descanse en paz", como se hace con quienes dejaron una huella virtuosa en su paso por este mundo. Lo que diremos en cambio es: "¡vete al infierno, maldita, a purgar por los crímenes que tú y tus mentores han perpetrado!".
El neoliberalismo explota en Latinoamérica
Análisis de coyuntura
Latinoamericana
Hedelberto López Blanch
Rebelión
30 de octubre 2019
América Latina esta revuelta debido a los regímenes neoliberales que se han impuesto en los últimos años en la región impulsados por Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las oligarquías criollas.
Las fuertes reglas neoliberales que se han adoptado por países como Argentina, Chile, Honduras, Ecuador, Colombia, Haití, han motivado numerosas manifestaciones populares las que rechazan el incremento de la desigualdad entre la población, el crecimiento de la pobreza y la desatención gubernamental de las grandes mayorías.
En Argentina, el gobierno de Mauricio Macri ha endeudado al país con el FMI por más de 50 000 millones de dólares. Los empréstitos recibidos han ido a parar a los bancos y a pagar deudas con compañías nacionales y extranjeras mientras se incrementan las necesidades de los ciudadanos al subir la inflación, aumentar el desempleo y eliminarse numerosos servicios públicos que pasan a propiedad privada.
El malestar provocado por las enormes penurias crecientes, desataron olas de manifestaciones, creación de ollas populares para aliviar estómagos hambrientos y protestar contra un sistema capitalista fallido. Todo eso provocó la victoria en las elecciones del 27 de octubre de los candidatos Alberto Fernández y Cristina Fernández y la contundente derrota de Macri.
Ecuador se ha visto envuelto en una enorme ola de malestar público contra las medidas neoliberales adoptadas por el régimen de Lenin Moreno que durante su año y medio de gobierno ha eliminado beneficios sociales que fueron impulsados por el anterior gobierno de Rafael Correa.
Lenin, bajo presión de Washington, buscó préstamos del FMI por 4 200 millones de dólares para amainar los problemas fiscales y el endeudamiento externo provocados por su propio gobierno y a la par se comprometió a desmontar la mayoría de los programas sociales.
La copa neoliberal se colmó al dictar el presidente un paquetazo el cual eliminaba, entre otras cosas, los subsidios al combustible. Inmediatamente se desarrollaron extensas protestas que se saldaron con una represión policial que dejó ocho muertos, más de 1 200 detenidos y profusos daños económicos. Al final, Moreno se vio obligado a dar marcha atrás al decreto pero la situación sigue convulsa por los reclamos de la población que gozaba de los beneficios adquiridos con el gobierno de Correa.
Pasando a otro país de América del Sur, Chile, la ya acostumbrada represión contra las demandas estudiantiles y obreras que se mantienen desde que fueron instaladas por la dictadura de Augusto Pinochet, miles de personas sufrieron las consecuencias de protestar por la subida del precio del pasaje en la red de transporte.
Miles de jóvenes y estudiantes saltaron las vallas y pasaron al metro sin pagar en señal de rechazo a las medidas de austeridad gubernamental, y el malestar siguió incrementándose entre toda la población. Para contrarrestar las acciones, el presidente Sebastián Piñera, (retomó el poder en marzo de 2018) decretó el estado de excepción y la represión policial no se hizo esperar con saldo de 25 muertos y numerosos heridos y detenidos.
Para Estados Unidos y las potencias occidentales, Chile ha sido, desde la dictadura de Pinochet, el paradigma del sistema neoliberal en la región con el objetivo de permitir la entrada de las compañías transnacionales que se enriquecen con la extracción de sus grandes reservas mineras.
Piñera se ha convertido desde su primer mandato 2010-2014, en un promotor de las líneas directrices sobre el control de la economía global que se proyectan desde Washington y el FMI, con el impulso a la imposición de sistemas neoliberales, de libre comercio y privatizaciones.
Al igual que en Ecuador y Chile, en Honduras han sido reprimidas las manifestaciones que ahora exigen la dimisión del presidente Juan Orlando Hernández (reelegido en 2018 con numerosas denuncias de fraude) por sus relaciones con el narcotráfico y acusaciones de corrupción.
Honduras es una semicolonia estadounidense donde impera la “democracia” pese a los graves problemas que padecen sus habitantes. Hace diez años, Estados Unidos con el apoyo de la derecha hondureña indujo un golpe de Estado contra Manuel Zelaya, el único presidente que laboró por llevarle a su pueblo beneficios que nunca había disfrutado.
Datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística de Honduras publicados por el diario La Prensa, informan que casi seis millones (71 %) de los 8,5 millones de habitantes del país son pobres.
Haití no se queda atrás y la crisis del actual mandatario, Jovenel Moise se agudiza luego de semanas de ininterrumpidos disturbios. Los manifestantes se han aglutinado en el Palacio Nacional, en las oficinas de la ONU y en las calles para demandar la renuncia del presidente.
La crisis política no es nueva sino que condensa, cuanto menos, los dos últimos gobiernos del Partido Haitiano Tet Kale (PHTK). Su fundador, Michel Martelly (2011-2016), al igual que Moise, son acusados de desviar los fondos de la ayuda internacional de las dos últimas catástrofes climáticas que azotaron la isla. Como consecuencia, la población fue condenada al hambre, la pandemia y el debacle de su economía llevadas de la mano con recetas capitalistas.
Con siete bases militares estadounidense en suelo colombiano, 300 líderes sociales, campesinos y excombatientes asesinados en los últimos años y sin cumplir los acuerdos de paz acordados con los grupos guerrilleros, esta nación suramericana funge como punta de lanza de Washington en la región.
El régimen de Iván Duque se prepara para decretar nuevas medidas de austeridad a los combustibles a una población que en su mayoría sufre la desatención generalizada mientras unos pocos disfrutan de sus riquezas naturales y económicas.
Los pueblos de América se levantan contra las leyes neoliberales pese a la represión y la desinformación de los grandes medios de comunicación controlados por la derecha, pero al final del túnel ha de verse la luz.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261977
Detalles de la economía nicaragüense
Detalle de algunos efectos en la economía nicaragüense al reducir el deslizamiento (5% al 3%) de la moneda córdoba respecto al dólar:
1》Estimulación de la apreciación de la moneda del córdoba en relación al dólar.
2》Se estimulan las importaciones a menor costo, debido a mayor acceso de divisas extranjeras.
3》Pasar del 5% al 3% el deslizamiento implica una revaluación del córdoba, lo que crea mayor poder adquisitivo de compra a los nicaragüenses y estimula la producción interna.
4》Contribuye a aumentar las reservas internacionales netas del país.
5》Estimula las exportaciones, por mejorarse las condiciones de intercambios de bienes.
6》Reducción de la inflación, reduce los índices de precios y su estabilidad.
7》Incremento de los ahorros en moneda córdoba y crece el salario real.
8》Dinamización de la economía mejorando el consumo interno.
9》Se reduce el descontento social.
La trayectoria del régimen de tipo de cambio deslizante o reptante en Nicaragua
Surgió el 10 de enero de 1993, con una tasa de deslizamiento anual de 5%.
El 10 de noviembre de 1993, la tasa anual se elevó a 12%.
El 11 de julio de 1999, la tasa anual se redujo a 9%.
El 1 de noviembre de 1999, la tasa anual se redujo a 6%.
El 1 de enero de 2004, la tasa anual se redujo a 5%.
El 1 de noviembre de 2019, la tasa anual se reducirá a 3%
1》Estimulación de la apreciación de la moneda del córdoba en relación al dólar.
2》Se estimulan las importaciones a menor costo, debido a mayor acceso de divisas extranjeras.
3》Pasar del 5% al 3% el deslizamiento implica una revaluación del córdoba, lo que crea mayor poder adquisitivo de compra a los nicaragüenses y estimula la producción interna.
4》Contribuye a aumentar las reservas internacionales netas del país.
5》Estimula las exportaciones, por mejorarse las condiciones de intercambios de bienes.
6》Reducción de la inflación, reduce los índices de precios y su estabilidad.
7》Incremento de los ahorros en moneda córdoba y crece el salario real.
8》Dinamización de la economía mejorando el consumo interno.
9》Se reduce el descontento social.
La trayectoria del régimen de tipo de cambio deslizante o reptante en Nicaragua
Surgió el 10 de enero de 1993, con una tasa de deslizamiento anual de 5%.
El 10 de noviembre de 1993, la tasa anual se elevó a 12%.
El 11 de julio de 1999, la tasa anual se redujo a 9%.
El 1 de noviembre de 1999, la tasa anual se redujo a 6%.
El 1 de enero de 2004, la tasa anual se redujo a 5%.
El 1 de noviembre de 2019, la tasa anual se reducirá a 3%
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