viernes, 1 de noviembre de 2019
Agonía y muerte del neoliberalismo en América Latina
Análisis de coyuntura Latinoamericana
Por Atilio Borón
http://atilioboron.com.ar
30 Octubre 2019
En las últimas semanas el neoliberalismo sufrió una serie de derrotas que aceleraron su agonía y en medio de aparatosas y violentas convulsiones desencadenaron su deceso. Tras casi medio siglo de pillajes, tropelías y crímenes de todo tipo contra la sociedad y el medio ambiente, la fórmula de gobernanza tan entusiastamente promovida por los gobiernos de los países del capitalismo avanzado, las instituciones como el FMI y el BM y acariciada por los intelectuales bienpensantes y los políticos del establishment yace en ruinas.
La nave insignia de esa flotilla de saqueadores seriales, el Chile de Sebastián Piñera, se hundió bajo el formidable empuje de una protesta popular sin precedentes, indignada y enfurecida por décadas de engaños, artimañas leguleyas y manipulaciones mediáticas.
A las masas chilenas se les había prometido el paraíso del consumismo capitalista, y durante mucho tiempo creyeron en esos embustes. Cuando despertaron de su sonambulismo político cayeron en la cuenta que la pandilla que las gobernó bajo un manto fingidamente democrático las había despojado de todo: les arrebataron la salud y la educación públicas, fueron estafadas inescrupulosamente por las administradoras de fondos de pensión, se encontraban endeudadas hasta la coronilla y sin poder pagar sus deudas mientras contemplaban estupefactas como el 1 por ciento más opulento del país se apropiaba del 26.5 por ciento del ingreso nacional y el 50 por ciento más pobre sólo capturaba el 2.1 por ciento.
Todo este despojo se produjo en medio de un ensordecedor concierto mediático que embotaba las conciencias, alimentaba con créditos indiscriminados esta bonanza artificial y hacía creer a unas y otros que el capitalismo cumplía con sus promesas y que todas y todos podían hacer lo que querían con sus vidas, sin que se inmiscuyera el estado y aprovechando las inmensas oportunidades que ofrecía el libre comercio.
Pero ninguna utopía, aún la del mercado total, está a salvo de la acción de sus villanos. Y éstos aparecieron de súbito personificados en las figuras de unos adolescentes de escuela secundaria que, con ejemplar audacia y filial solidaridad, se rebelaron contra el aumento en las tarifas del metro que perjudicaba no a ellos sino a sus padres. Su osadía hizo trizas el hechizo y quienes habían caído en la trampa de resignar su ciudadanía política a cambio del consumismo se dieron cuenta que habían sido burlados y estafados, y salieron a las calles para expresar su descontento y su furia.
Se convirtieron, de la noche a la mañana, en "vándalos", "terroristas" o en una revoltosa banda de "alienígenas" –para usar la elocuente descripción de la mujer del presidente Piñera– que avizoraron los límites infranqueables del consumismo y del endeudamiento infinito y el carácter grotesco del menú democrático que ocultaba, bajo prolijos ropajes y vacías formalidades, la implacable tiranía del capital. Comprobaron en ese violento despertar que una de las sociedades antaño más igualitarias de Latinoamérica ahora compartía, según el Banco Mundial, el dudoso honor de ser junto a Ruanda uno de los ocho países más desiguales del planeta.
Nada volverá a ser igual en Chile
Como un relámpago advirtieron que habían sido condenados a sobrevivir endeudados de por vida, víctimas de una plutocracia –insaciable, intolerante y violenta– y de la corrupta partidocracia que era cómplice de aquélla y gestora del saqueo contra su propio pueblo y los recursos naturales del país. Por eso tomaron las calles y salieron en imponentes manifestaciones a luchar contra sus opresores y explotadores, y lo hicieron –y aún hoy lo hacen– con una valentía y heroísmo pocas veces vistos. Ya son por lo menos veinte los muertos por la represión de las fuerzas de seguridad y los desaparecidos reportados suman más de cien, amén de los centenares de heridos y torturados y los miles de detenidos que marcan, con lúgubres tonalidades, los estertores finales del tan admirado modelo.
Después de esta espontánea insurrección popular ya nada volverá a ser igual, nada revivirá al neoliberalismo, nadie lo señalará como la vía regia hacia la democracia, la libertad y la justicia social. Eso aunque Piñera continúe en La Moneda y prosiga su brutal represión. Pese a lo cual ni la OEA, ni los gobiernos "democráticos" del continente –presididos por turbios personajes de frondosos prontuarios– ni tampoco los hipócritas custodios de los valores republicanos tendrán un átomo de decencia para caracterizar a su gobierno como una dictadura, calificación que sólo merece Nicolás Maduro aunque jamás haya habido en su gobierno una represión tan bestial y sanguinaria como la que quedó documentada en infinidad de videítos grabados en Chile y que se viralizaron por internet.
Para Donald Trump, Piñera es amigo, vasallo y sicario político de la Casa Blanca, imprescindible para atacar a la Venezuela Bolivariana y esas son razones más que suficientes para defenderlo y protegerlo a cualquier precio. Obedientes, las ONG del imperio y sus sucursales en Europa y Latinoamérica –inverosímiles defensoras de los derechos humanos, la democracia, la sociedad civil y el medio ambiente– mantendrán un silencio cómplice ante los crímenes que cometa el ocupante de La Moneda. Algunas expresarán otras opiniones, más no aquellas que son los tentáculos ocultos del imperialismo. Impertérritos, los publicistas del sistema seguirán señalando a Nicolás Maduro como el arquetipo de la dictadura y al chileno como la personificación misma de la democracia. Pero todo será inútil, y lo que murió –la receta neoliberal– bien muerta está.
El traidor se revuelca en su estiércol
Claro que la historia no comienza ni termina en Chile. Poco antes del estallido social todavía en curso, el Ecuador del traidor y corrupto presidente Moreno había sido convulsionado por inmensas protestas populares. El detonante, la chispa que incendió la pradera fue la quita de los subsidios a los combustibles. Pero el factor determinante fue la implementación del "paquetazo" ordenado por el FMI al servil agente instalado en el Palacio de Carondelet.
La reacción popular, iniciada primero entre los transportistas y sectores populares urbanos y luego potenciada por la multitudinaria irrupción de las poblaciones originarias en las principales ciudades del país, se extendió poco más de una semana y obligó al cobarde presidente a trasladar la sede del Ejecutivo a Guayaquil. Poco después tuvo que suspender la cruel represión con que había respondido al desafío y abrir una fraudulenta negociación con los autoproclamados líderes de la revuelta indígena.
Astuto, pactó una tregua con la desprestigiada y también ingenua dirigencia de la CONAIE y derogó el decreto relativo al subsidio a los combustibles, prometiendo revisar lo actuado. Nada de eso ha ocurrido, pero logró desarticular la protesta, por ahora. Como le cuadra a un traidor serial como Moreno, el jefe de los negociadores indígenas, Jaime Vargas, está siendo judicialmente perseguido por el gobierno.
El "paquetazo" será puesto en práctica porque el mandato del FMI es inapelable y Moreno es un peón más que obediente: es obsecuente. Es sabido que estos programas del Fondo sólo son factibles si se los gestiona con una mezcla –variable según los casos– de engaños y represión. Pero ahora la pasividad ciudadana tiene mecha corta y en pocos meses más, en cuanto se dejen sentir los rigores del ajuste salvaje, no sería extraño que estalle una nueva rebelión plebeya que esperemos no caiga en las trampas de Moreno y sus compinches y culmine exitosamente con la destitución del presidente y la refundación de la democracia en el Ecuador.
El presidente está entrampado: si aplica el programa del FMI la poblada popular probablemente acabe con su gobierno; si no lo hace, el imperio puede decidir que llegó la hora de prescindir de sus servicios por inútil. Y como la Casa Blanca "sabe demasiado" de las trapisondas y los negocios sucios de Moreno no tendrá más remedio que aceptar el ultimátum imperial y acogerse a un "desempleo involuntario", como decía Keynes. Pero, pese a su inutilidad y a los crímenes perpetrados durante la represión de las protestas populares Washington se encargará de esconderlo y protegerlo. Como lo hizo con otro asesino, Gonzalo Sánchez de Lozada y con tantos otros. En poco tiempo sabremos cual será el desenlace.
Evo, siempre vencedor
El neoliberalismo sufrió otra derrota en Bolivia, cuando el presidente Evo Morales fue reelecto con el 47,08 por ciento de los votos contra el 36,51 por ciento obtenido por Carlos Mesa, el candidato de Comunidad Ciudadana. El presidente le sacó una ventaja de 10.57 por ciento de los votos a su contrincante (más del 10 % que señala la legislación boliviana para declararlo ganador en primera vuelta) y pese a que no hubo ninguna denuncia concreta de fraude sino tan sólo gritos y aullidos de la oposición, ésta exige que se proceda a convocar al balotaje.
Quienes manejan desde Estados Unidos a los enemigos de Evo en Bolivia cuentan con la previsible connivencia de la OEA y algunos desastrados gobiernos de la región como los de la Argentina de Macri, Brasil, Chile, Colombia. Dicen que las irregularidades habidas en la transmisión y difusión del escrutinio (explicada convincentemente por las autoridades bolivianas) unido lo exiguo de la diferencia obtenida por Evo (pero por encima del 10%, por supuesto) obliga a proceder de tal manera.
Si este fuera el caso, estos virtuosos vestales de la democracia deberían ordenar sin más dilaciones la anulación de la elección presidencial de 1960 en Estados Unidos, cuando John F. Kennedy aventajó a Richard Nixon por 0.17 centésimos (49.72 versus 49.55 %) y Nixon fue investido como presidente sin enfrentar reclamo alguno.
Mesa, que perdió por una diferencia de 10.57 por ciento, haría bien en llamarse a silencio. No lo hará, porque en un prodigio de adivinación (que, por supuesto, le salió mal) había anticipado su victoria y que desconocería otro resultado que no fuera ese, como corresponde a un demócrata "made in the USA": Si gano, la elección fue limpia; si pierdo, hubo fraude. Nada nuevo: la derecha jamás creyó en la democracia, mucho menos en estas latitudes, y está de modo irresponsable llamando a la desobediencia civil y promoviendo desmanes para "corregir" el resultado que le fuera negado por las urnas.
Evo, en un gesto que lo enaltece, desafió a la OEA a que realice un peritaje íntegro del proceso y que si encuentra evidencia de fraude, convocaría de inmediato al balotaje. Será inútil, pero igual el capataz Almagro enviará una misión a Bolivia para agitar el avispero y entorpecer la labor del gobierno. Desgraciadamente habrá gente que morirá o sufrirá graves heridas a causa de los disturbios que ocasionará esa misión.
Claro está que los movimientos sociales de Bolivia no van a permitir que una victoria de más de diez puntos obligue a un balotaje o empine como ganador al perdedor. Además, no es un dato menor que ya los gobiernos de México y el nuevo de Argentina reconocieron el triunfo de Evo, al igual que los de Cuba, Nicaragua y la República Bolivariana de Venezuela. En suma: la restauración del neoliberalismo en Bolivia parece haberse frustrado de nueva cuenta, por más esfuerzos que hagan el imperio y sus lugartenientes locales.
Los Fernández derrotan a Macri
En línea con este marco regional signado por un generalizado clima ideológico de repulsa al neoliberalismo imperante, en la Argentina la experiencia neoliberal de Mauricio Macri fue repudiada en las urnas. Ampliamente, porque lo que hubo el 27 de octubre no fue la primera vuelta de una elección presidencial. Ésta, en realidad, tuvo lugar el 11 de agosto, en las PASO (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) y allí las distintas alianzas políticas midieron sus fuerzas.
Dado que en esa ocasión quedó demostrado que sólo Mauricio Macri poseía los votos como para desafiar el poderío electoral del Frente de Todos, el presidente atrajo las preferencias de electores de derecha que en las PASO habían optado por otras candidaturas (Juan José Gómez Centurión o José Luis Espert, y algunos de Roberto Lavagna) y probablemente con un segmento mayoritario de la mayor afluencia ciudadana que concurrió a los comicios este domingo.
De todos modos quedan algunas incógnitas de difícil resolución y que despiertan cada vez más fundadas suspicacias sobre el genuino veredicto de las urnas. Por ejemplo, el hecho de que la fórmula Fernández–Fernández sólo hubiera acrecentado su caudal electoral en unos 250,000 votos, disminuyendo su gravitación porcentual con relación a las PASO en casi un uno y medio por ciento es difícil de entender. Sí que su rival lo acrecentase, pero que lo hiciera en 2,350,000 votos y casi siete y medio por ciento provoca. por lo menos una cierta curiosidad.
Es obvio que el macrismo se benefició con la fuga de votos hacia su candidatura, pero su crecimiento luce como excesivo al igual que el muy poco que experimentó el Frente de Todos en un contexto de profundización de la crisis económica como la vivida por la Argentina en los últimos dos meses.
Otro misterio de la aritmética electoral lo ofrece el paradero de los 900,000 votos obtenidos en las PASO por las dos candidaturas presidenciales del trotskismo y que se redujeron a poco más de 550,000 el domingo pasado. ¿Qué ocurrió con esos 350,000 votos faltantes? ¿se evaporaron, votaron a Macri? Son demasiadas interrogantes que no podremos resolver aquí pero que alimentan la sospecha de que pudo haber habido un muy sofisticado fraude informático que seguramente será descubierto en cuanto se termine el escrutinio definitivo de los comicios.
De todos modos, más allá de estas disquisiciones, los casi ocho puntos porcentuales que separan a Fernández de Macri (que pueden acrecentarse cuando se conozcan los datos definitivos) son, para un balotaje, una diferencia muy significativa. Recuérdese que en la segunda vuelta de la elección presidencial de 2015, Macri se impuso a Daniel Scioli por dos puntos y medio, 2.68 % según el escrutinio definitivo.
Lo cierto es que la ardua tarea de reconstruir a la economía y sanar las profundas heridas que el macrismo dejó en el tejido social, sólo será posible abandonando las recetas del neoliberalismo. Éste ocasionó en la Argentina la crisis más grave de su historia, peor aún que el traumático desplome de la Convertibilidad en el 2001. Será como remontar una empinada cuesta, porque Macri deja al país en profunda recesión, acribillado por la inflación y un desempleo de dos dígitos, con casi cuarenta por ciento de gente en la pobreza y una deuda descomunal y a corto plazo, nada menos que con el FMI. Pero los estallidos sociales de Chile y Ecuador son un elocuente disuasivo para desalentar a quien quiera aconsejar al nuevo presidente que lo que hay que hacer es emular los logros del neoliberalismo tal cual se conocieran en Chile.
El uribismo y el Frente Amplio
No podría concluir esta mirada panorámica sobre la agonía del neoliberalismo en Latinoamérica, sin mencionar el serio revés sufrido el domingo pasado por esta corriente ideológica en las elecciones regionales de Colombia. En ese país, el autodenominado Centro Democrático (que no es ni lo uno ni lo otro, sino una derecha radical y visceralmente antidemocrática), partido al que pertenecen Álvaro Uribe y el actual presidente Iván Duque, sufrió una dura derrota en la disputa librada en las dos principales ciudades del país, Bogotá y Medellín. En ambas se impuso la oposición de centro izquierda y el uribismo sólo prevaleció en dos de las 32 gobernaciones de Colombia. Si bien es prematuro anticipar previsión alguna acerca de lo que podría acontecer en las elecciones presidenciales de 2022, lo cierto es que si algo no se esperaba en Colombia era un tropiezo tan contundente de la derecha ultraneoliberal en aquellas ciudades. Una señal muy positiva, sin dudas.
Tampoco podría poner fin a estas líneas sin compartir en este caso la preocupación que genera el proceso electoral en el Uruguay, en cuya primera vuelta el candidato del Frente Amplio y ex intendente de Montevideo, Daniel Martínez, obtuvo un 39,2 % de los votos contra el 28,6 % de Luis Lacalle Pou, del conservador Partido Nacional. Esto pronostica una reñida contienda en el balotaje que tendrá lugar el próximo 24 de noviembre, porque las restantes fuerzas políticas de la derecha han comprometido su apoyo a Lacalle Pou, incluyendo a la desgraciada novedad de la política uruguaya: el "bolsonarismo" encarnado en el partido Cabildo Abierto liderado por el ex Comandante del Ejército Nacional Guido Manini Ríos, ardiente opositor a cualquier pretensión de revisar los casos de violación de los derechos humanos perpetrados por la dictadura en Uruguay y duro crítico de toda la legislación progresista aprobada por el Frente Amplio a lo largo de quince años de gobierno.
No está todo perdido, pero quedan sólo cuatro semanas para persuadir al electorado del Uruguay que elegir un gobierno neoliberal en momentos en que esa corriente se desbarranca en medio de tremendas convulsiones sociales –en Chile, en Ecuador, en Haití y antes en México, con el triunfo de López Obrador– condenaría a ese país a internarse en un sendero que terminó en un rotundo fracaso en todos los países de la región. Sería ingenuo pensar que lo que produjo un holocausto social sin precedentes en México, luego de 36 años (1982–2018) de cogobierno FMI–PRI–PAN; o la gravísima crisis que azota a la Argentina y la debacle que devora a Chile y Ecuador pueda dar nacimiento a un resultado virtuoso en la nación rioplatense. Mucho tendrá que trabajar el Frente Amplio para hacer que sus compatriotas observen con cuidado a la escena regional y extraigan sus propias consecuencias.
Lo muerto, muerto está
Ponemos punto final a esta mirada panorámica sobre las vicisitudes de la agonía y muerte del neoliberalismo en América Latina. Lo muerto, muerto está, pero lo que brotará de sus cenizas no es fácil de discernir.
Será dictado, como todos los procesos sociales, por los avatares de la lucha de clases, por la clarividencia de las fuerzas dirigentes del proceso de reconstrucción económica y social; por su audacia para hacer frente a toda clase de contingencias y preservar la preciosa unidad de las fuerzas políticas y sociales democráticas y de izquierda; por su valentía para desbaratar los planes y las iniciativas de los personeros del pasado, de los guardianes del viejo orden; por la eficacia con que se organice y concientice al heteróclito y tumultuoso campo popular para enfrentar a sus enemigos de clase, al imperio y sus aliados, al capitalismo como sistema, que cuenta con enormes recursos a su disposición para conservar sus privilegios y continuar con sus exacciones.
Será una tarea hercúlea, pero no imposible. Se avecinan "tiempos interesantes" y preñados de grandes potencialidades de cambio. La incertidumbre domina la escena, como invariablemente sucede en todos los puntos de inflexión de la historia. Pero donde hay una certeza absoluta es que ya más nadie en Latinoamérica podrá engañar a nuestros pueblos, o pretender ganar elecciones diciendo que "hay que imitar al modelo chileno", o seguir los pasos del "mejor alumno" del Consenso de Washington. Esto fue lo que por décadas recomendaron –en vano, visto el inapelable veredicto de la historia– el antes locuaz y ahora silente Mario Vargas Llosa, junto a la pléyade de publicistas del neoliberalismo que imponían con prepotencia sus falacias y sofismas gracias a su privilegiada inserción en los oligopolios mediáticos y aparatos de propaganda de la derecha.
Pero esto ya es pasado. Y no cometeremos la imbecilidad de pretender hacer gala de una inverosímil "neutralidad" o de buenos modales a la hora de despedir a esta corriente ideológica en sus exequias deseándole que "descanse en paz", como se hace con quienes dejaron una huella virtuosa en su paso por este mundo. Lo que diremos en cambio es: "¡vete al infierno, maldita, a purgar por los crímenes que tú y tus mentores han perpetrado!".
El neoliberalismo explota en Latinoamérica
Análisis de coyuntura
Latinoamericana
Hedelberto López Blanch
Rebelión
30 de octubre 2019
América Latina esta revuelta debido a los regímenes neoliberales que se han impuesto en los últimos años en la región impulsados por Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las oligarquías criollas.
Las fuertes reglas neoliberales que se han adoptado por países como Argentina, Chile, Honduras, Ecuador, Colombia, Haití, han motivado numerosas manifestaciones populares las que rechazan el incremento de la desigualdad entre la población, el crecimiento de la pobreza y la desatención gubernamental de las grandes mayorías.
En Argentina, el gobierno de Mauricio Macri ha endeudado al país con el FMI por más de 50 000 millones de dólares. Los empréstitos recibidos han ido a parar a los bancos y a pagar deudas con compañías nacionales y extranjeras mientras se incrementan las necesidades de los ciudadanos al subir la inflación, aumentar el desempleo y eliminarse numerosos servicios públicos que pasan a propiedad privada.
El malestar provocado por las enormes penurias crecientes, desataron olas de manifestaciones, creación de ollas populares para aliviar estómagos hambrientos y protestar contra un sistema capitalista fallido. Todo eso provocó la victoria en las elecciones del 27 de octubre de los candidatos Alberto Fernández y Cristina Fernández y la contundente derrota de Macri.
Ecuador se ha visto envuelto en una enorme ola de malestar público contra las medidas neoliberales adoptadas por el régimen de Lenin Moreno que durante su año y medio de gobierno ha eliminado beneficios sociales que fueron impulsados por el anterior gobierno de Rafael Correa.
Lenin, bajo presión de Washington, buscó préstamos del FMI por 4 200 millones de dólares para amainar los problemas fiscales y el endeudamiento externo provocados por su propio gobierno y a la par se comprometió a desmontar la mayoría de los programas sociales.
La copa neoliberal se colmó al dictar el presidente un paquetazo el cual eliminaba, entre otras cosas, los subsidios al combustible. Inmediatamente se desarrollaron extensas protestas que se saldaron con una represión policial que dejó ocho muertos, más de 1 200 detenidos y profusos daños económicos. Al final, Moreno se vio obligado a dar marcha atrás al decreto pero la situación sigue convulsa por los reclamos de la población que gozaba de los beneficios adquiridos con el gobierno de Correa.
Pasando a otro país de América del Sur, Chile, la ya acostumbrada represión contra las demandas estudiantiles y obreras que se mantienen desde que fueron instaladas por la dictadura de Augusto Pinochet, miles de personas sufrieron las consecuencias de protestar por la subida del precio del pasaje en la red de transporte.
Miles de jóvenes y estudiantes saltaron las vallas y pasaron al metro sin pagar en señal de rechazo a las medidas de austeridad gubernamental, y el malestar siguió incrementándose entre toda la población. Para contrarrestar las acciones, el presidente Sebastián Piñera, (retomó el poder en marzo de 2018) decretó el estado de excepción y la represión policial no se hizo esperar con saldo de 25 muertos y numerosos heridos y detenidos.
Para Estados Unidos y las potencias occidentales, Chile ha sido, desde la dictadura de Pinochet, el paradigma del sistema neoliberal en la región con el objetivo de permitir la entrada de las compañías transnacionales que se enriquecen con la extracción de sus grandes reservas mineras.
Piñera se ha convertido desde su primer mandato 2010-2014, en un promotor de las líneas directrices sobre el control de la economía global que se proyectan desde Washington y el FMI, con el impulso a la imposición de sistemas neoliberales, de libre comercio y privatizaciones.
Al igual que en Ecuador y Chile, en Honduras han sido reprimidas las manifestaciones que ahora exigen la dimisión del presidente Juan Orlando Hernández (reelegido en 2018 con numerosas denuncias de fraude) por sus relaciones con el narcotráfico y acusaciones de corrupción.
Honduras es una semicolonia estadounidense donde impera la “democracia” pese a los graves problemas que padecen sus habitantes. Hace diez años, Estados Unidos con el apoyo de la derecha hondureña indujo un golpe de Estado contra Manuel Zelaya, el único presidente que laboró por llevarle a su pueblo beneficios que nunca había disfrutado.
Datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística de Honduras publicados por el diario La Prensa, informan que casi seis millones (71 %) de los 8,5 millones de habitantes del país son pobres.
Haití no se queda atrás y la crisis del actual mandatario, Jovenel Moise se agudiza luego de semanas de ininterrumpidos disturbios. Los manifestantes se han aglutinado en el Palacio Nacional, en las oficinas de la ONU y en las calles para demandar la renuncia del presidente.
La crisis política no es nueva sino que condensa, cuanto menos, los dos últimos gobiernos del Partido Haitiano Tet Kale (PHTK). Su fundador, Michel Martelly (2011-2016), al igual que Moise, son acusados de desviar los fondos de la ayuda internacional de las dos últimas catástrofes climáticas que azotaron la isla. Como consecuencia, la población fue condenada al hambre, la pandemia y el debacle de su economía llevadas de la mano con recetas capitalistas.
Con siete bases militares estadounidense en suelo colombiano, 300 líderes sociales, campesinos y excombatientes asesinados en los últimos años y sin cumplir los acuerdos de paz acordados con los grupos guerrilleros, esta nación suramericana funge como punta de lanza de Washington en la región.
El régimen de Iván Duque se prepara para decretar nuevas medidas de austeridad a los combustibles a una población que en su mayoría sufre la desatención generalizada mientras unos pocos disfrutan de sus riquezas naturales y económicas.
Los pueblos de América se levantan contra las leyes neoliberales pese a la represión y la desinformación de los grandes medios de comunicación controlados por la derecha, pero al final del túnel ha de verse la luz.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261977
Detalles de la economía nicaragüense
Detalle de algunos efectos en la economía nicaragüense al reducir el deslizamiento (5% al 3%) de la moneda córdoba respecto al dólar:
1》Estimulación de la apreciación de la moneda del córdoba en relación al dólar.
2》Se estimulan las importaciones a menor costo, debido a mayor acceso de divisas extranjeras.
3》Pasar del 5% al 3% el deslizamiento implica una revaluación del córdoba, lo que crea mayor poder adquisitivo de compra a los nicaragüenses y estimula la producción interna.
4》Contribuye a aumentar las reservas internacionales netas del país.
5》Estimula las exportaciones, por mejorarse las condiciones de intercambios de bienes.
6》Reducción de la inflación, reduce los índices de precios y su estabilidad.
7》Incremento de los ahorros en moneda córdoba y crece el salario real.
8》Dinamización de la economía mejorando el consumo interno.
9》Se reduce el descontento social.
La trayectoria del régimen de tipo de cambio deslizante o reptante en Nicaragua
Surgió el 10 de enero de 1993, con una tasa de deslizamiento anual de 5%.
El 10 de noviembre de 1993, la tasa anual se elevó a 12%.
El 11 de julio de 1999, la tasa anual se redujo a 9%.
El 1 de noviembre de 1999, la tasa anual se redujo a 6%.
El 1 de enero de 2004, la tasa anual se redujo a 5%.
El 1 de noviembre de 2019, la tasa anual se reducirá a 3%
1》Estimulación de la apreciación de la moneda del córdoba en relación al dólar.
2》Se estimulan las importaciones a menor costo, debido a mayor acceso de divisas extranjeras.
3》Pasar del 5% al 3% el deslizamiento implica una revaluación del córdoba, lo que crea mayor poder adquisitivo de compra a los nicaragüenses y estimula la producción interna.
4》Contribuye a aumentar las reservas internacionales netas del país.
5》Estimula las exportaciones, por mejorarse las condiciones de intercambios de bienes.
6》Reducción de la inflación, reduce los índices de precios y su estabilidad.
7》Incremento de los ahorros en moneda córdoba y crece el salario real.
8》Dinamización de la economía mejorando el consumo interno.
9》Se reduce el descontento social.
La trayectoria del régimen de tipo de cambio deslizante o reptante en Nicaragua
Surgió el 10 de enero de 1993, con una tasa de deslizamiento anual de 5%.
El 10 de noviembre de 1993, la tasa anual se elevó a 12%.
El 11 de julio de 1999, la tasa anual se redujo a 9%.
El 1 de noviembre de 1999, la tasa anual se redujo a 6%.
El 1 de enero de 2004, la tasa anual se redujo a 5%.
El 1 de noviembre de 2019, la tasa anual se reducirá a 3%
martes, 29 de octubre de 2019
Gobierno de Nicaragua continúa asegurando el derecho a la salud gratuita y de calidad
El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional entregó este martes equipos de diagnósticos de alta tecnología a hospitales y unidades hospitalarias de 10 departamentos de Nicaragua.
Los equipos valorados en 12 millones de córdobas adquiridos con fondos del Presupuesto general de la República, fueron recibidos por autoridades del Ministerio de Salud (Minsa) en el Centro Nacional de Biológicos (Cenabi).
Los equipos son espectrofotómetros, electrocardiógrafos, monitores fetales, microscopios binoculares, contadores diferenciales, centrífugas de 8 tubos, camillas de exámenes ginecológicos, digitalizadores para radiologías y mamografías y equipos de rayos x portátiles.
El doctor Oscar Vázquez Vargas, director nacional de hospitales del Ministerio de Salud, dijo que los equipos de diagnóstico serán enviados a 10 departamentos del país.
“Estos equipos médicos de última tecnología y de marcas reconocidas que se encuentran en países desarrollados, pues ahora los tenemos en Nicaragua a disposición de las familias de los departamentos de Nueva Segovia, Estelí, Madriz, León, Chinandega, Matagalpa, Jinotega, las Minas y Bilwi”, añadió.
Esta dotación de equipos a los hospitales está enmarcada dentro del modelo de salud familiar y comunitario “donde nosotros acercamos la atención especializada a todas las comunidades”.
La doctora Zenobia Sequeira, directora de insumos médicos del Silais Managua dijo que “hoy estamos recibiendo equipos para diagnósticos de todas las enfermedades que puedan presentar los pacientes que llegan a las unidades de salud. Estos equipos son de última tecnología y son los que se están utilizando a nivel mundial y ahora que los tenemos toda nuestra población se va a sentir contenta porque estamos llegando a los hogares de las familias”.
“Ahora les vamos a garantizar diagnósticos de inmediato con calidad, calidez y cariño”, dijo la funcionaria.
Mientras tanto, el doctor Henry Dávila Gutiérrez director del hospital regional César Amador Molina, de Matagalpa dijo que la adquisición de estos equipos para los hospitales es “gracias al amor que tiene el comandante Daniel y la compañera Rosario con nuestro pueblo”.
“Hoy es un día de gran bendición porque ya nuestro pueblo va a contar en sus comunidades con medios de diagnóstico de punta, porque vamos a poder realizar radiografías con equipos portátiles que se podrán mover hasta el sitio donde está el paciente acostado”, dijo.
“Esto va a permitir la calidad de vida de los pacientes. Además se cuenta con equipos de química para hacer estudios de la sangre y ya no van a ir los pacientes hasta las cabeceras departamentales”, añadió el director del centro hospitalario del norte de Nicaragua.
Dijo que no es la primera vez que se están recibiendo equipos, ya en otras ocasiones el gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional ha venido dotado de equipos a las instituciones hospitalarias.
La inútil lección de los nazis
Sheldon Richman
The Libertarian Institute
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
No sé cuántas veces escuché que si no respaldamos a Israel, las víctimas del judeicidio nazi habrán muerto en vano. Sabía que algo andaba mal en esa afirmación, pero durante mucho tiempo no pude señalar por qué. Ahora creo que puedo.
El reclamo es peculiar desde el principio. ¿Respaldar a un régimen israelí que en el siglo XXI oprime sistemática e indiscriminadamente a toda una población no europea dando a entender que de ese modo honra a las víctimas de los nazis, que estuvieron en el poder en Alemania desde 1933 hasta 1945? No tiene sentido.
Pero eso no es todo. Morir en vano significa morir en la inútil búsqueda de una causa que sigue sin cumplirse incluso después de esas muertes. Esto puede incluir el suicidio y la muerte a manos de asesinos. Pero alguien que es asesinado mientras simplemente vive no muere en vano ni (quizás eventualmente) con gloria. Una víctima “pasiva” de asesinato simplemente muere, sin importar lo que pretendiera el asesino. (Sin faltar el respeto a lo que se pretende con la palabra pasiva aquí. Quiero decir que la muerte no fue por una causa perseguida por la víctima). Es una tragedia, pero nada más, como si eso no fuera suficiente.
Las víctimas del Holocausto no se veían a sí mismas muriendo por una causa y no esperaban que sus muertes lograran nada por ella. Ciertamente no se consideraban a sí mismos muriendo por el futuro establecimiento de un estado judío chovinista en Palestina, aunque un pequeño número podría haber sido sionista.
Murieron simplemente porque sus asesinos nazis los vieron de una manera particular. De hecho la mayoría de los judíos alemanes se sorprendieron al ser considerados judíos en lugar de alemanes. En la Alemania nazi uno no tenía que ser un judío creyente y practicante para ser atacado porque los antisemitas se suscribieron a la filosofía de un judío es judío para siempre; tener una madre judía era suficiente. (El filósofo Spinoza, excomulgado por la comunidad judía de Ámsterdam en 1656, habría sido calificado de judío, aunque rechazó la religión y cambió su nombre de pila del hebreo Baruch al latín Benedictus).
Observo que los nacionalistas judíos de hoy, es decir, los sionistas, toman la misma posición esencialista. A sus ojos (y desafortunadamente a los ojos de muchos no judíos) uno nunca puede dejar de ser judío. Para ellos el judaísmo no es una cuestión de religión sino de sangre. (También consideran a Spinoza un judío).
Esto es basura absoluta: no hay un gen judío, a pesar de la vergonzosa búsqueda israelí. Además los judíos no constituyen un solo grupo étnico distinto: los judíos se encuentran entre muchos grupos étnicos, raciales y nacionales. No existe un idioma judío universal, comida, teatro, música, etc., es decir, no hay una cultura judía laica mundial. La cultura dominante en Israel no es judía, es israelí. El judaísmo representa una comunidad religiosa mundial con creencias y ritos comunes. ¿Por qué no es eso suficiente? (Ver Cómo dejé de ser judío de Shlomo Sand, que defiende elocuentemente una posición con la que deseo asociarme).
Así que aquí estamos: no importa lo que otros y yo hagamos, las víctimas del Holocausto no pueden haber muerto en vano o no haber muerto en vano. Las personas que hablan en tales términos cometen un error mayúsculo.
Podría dejar el asunto allí, pero puedo llevar esto un paso más allá. Si bien nada de lo que podamos hacer determinará si las víctimas judías de los nazis murieron o no en vano, todos nosotros, judíos y no judíos, podemos trabajar para garantizar que los nazis mataron en vano. Eso es lo que deberíamos desear para cualquier régimen homicida y tiránico. Lo mejor que se puede decir sobre un déspota es que vivió en vano.
Ahora la pregunta es, ¿cómo podemos garantizar mejor que los nazis mataron en vano? Los nacionalistas judíos (incluidos los laicos mal definidos entre ellos) darían la misma respuesta que antes a otros judíos, abrazar la identidad judía, con Israel, el autodenominado "Estado-nación del pueblo judío [en todas partes]", en el centro de esa identidad.
Yo digo que no es una buena respuesta. Por un lado, como escribe Shlomo Sand, en la medida en que los judíos y los no judíos adoptan una noción étnica / racial / genética del "pueblo judío", a los nazis se les otorga un objetivo ideológico importante, y eso significaría que su asesinato no fue completamente en vano. No quiero ser parte de eso.
Por otro lado, una identidad nacional judía necesariamente viene a expensas de millones de musulmanes árabes palestinos, cristianos y laicos, a quienes se les arrojan algunas migajas, pero no tienen derechos reales en Israel y tienen incluso menos que eso en la Cisjordania ocupada por el apartheid y el campo de concentración -algunos israelíes usan ese término- conocido como la Franja de Gaza.
Una forma mucho más prometedora de asegurarse de que los nazis asesinaron en vano es trabajar horas extras por la libertad individual y la tolerancia en todas las esferas, lo que significa un poder político mínimo, cero sería mejor. Es decir, abrazar el liberalismo radical, también conocido como la filosofía libertaria, para combatir la opresión y la intolerancia. ¿Cuántos judíos podría haber matado Hitler si hubiera seguido siendo un artista fallido y fanático del papel en Austria porque no había un Estado disponible? Ninguno, supongo. Al desgraciado probablemente le habrían echado mierda en su primer intento. El poder es veneno y debemos trabajar para eliminarlo, y el nacionalismo basado en el mito que alimenta, a favor de la cooperación social voluntaria y pacífica.
Una vez que veamos las cosas de esa manera, quedaremos igualmente horrorizados por todos los genocidios y otras formas menores de opresión. (Uno, por supuesto, está especialmente horrorizado por la magnitud y la naturaleza metódica de la máquina de matar nazi, algo que debería ser natural sin importar el grupo victimizado). No se puede dar una consideración especial a las tragedias judías, no por "jerarquías de sufrimiento", aludiendo a la frase de la escritora de Haaretz Amira Hass, y no que los nazis hayan matado en vano.
Con todas sus espléndidas variaciones étnicas, culturales e individuales, la raza humana es un pueblo con un código de justicia apropiado para todos. Las divisiones involuntarias socavan la justicia, la libertad, la paz y la cooperación al fragmentar y debilitar a los oprimidos ante sus opresores.
Sheldon Richman, autor de America's Counter-Revolution: The Constitution Revisited , mantiene el blog Free Association, es miembro principal y presidente de los fideicomisarios del Center for a Stateless Society y editor colaborador de Antiwar.com. También es el Editor Ejecutivo del Instituto Libertario.
Fuente: https://libertarianinstitute.org/articles/sheldon/make-sure-nazis/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.
“Primero Estados Unidos invadió Irak, luego lo dejó envenenado”
David Masciotra
Information Clearing House
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Bombas, balas y equipo militar abandonados por las fuerzas estadounidenses han dejado en Irak "toxicidad por milenios".
La cultura política y moral de los Estados Unidos permite la cooperación de los dos partidos mayoritarios para destruir un país entero, matando a cientos de miles de personas en el proceso, sin la más mínima justificación. Luego, solo unos años más tarde, todos pueden actuar como si nunca hubiera sucedido.
En 2011 Estados Unidos retiró a la mayor parte de su personal militar de Irak dejando el país en ruinas. Las estimaciones de la cantidad de civiles que murieron durante la guerra de Irak oscilan entre 151.000 y 655.000. Otros 4.491 miembros del personal militar estadounidense perecieron en la guerra. Debido a que las bombas han dejado de caer del cielo y la invasión y ocupación de Irak ya no es noticia, los estadounidenses probablemente no piensen en la devastación que ocurrió en su nombre.
Con la excepción del representante Tulsi Gabbard de Hawái, que actualmente tiene una aprobación del 2 por ciento o menos, ningún candidato para la nominación presidencial demócrata ha abordado de forma consistente la criminalidad, la crueldad y el despilfarro de la política exterior estadounidense. Joe Biden, al frente de la carrera presidencial, no solo apoyó la guerra en Irak, a pesar de sus recientes incoherentes afirmaciones de lo contrario, sino que como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado actuó como su vendedor más efectivo e influyente en el Partido Demócrata.
La actitud indiferente de Estados Unidos hacia la muerte y la destrucción que crea, a la vez que se jacta de su benevolencia, no puede resistir el escrutinio de la ciencia. La doctora Mozhgan Savabieasfahani, toxicóloga ambiental de la Universidad de Michigan y galardonada con el Premio Rachel Carson, ha dirigido varias expediciones de investigación en Irak para determinar cómo los contaminantes y los productos químicos tóxicos de la guerra liderada por Estados Unidos están envenenando al pueblo y el medio ambiente de Irak. Los efectos sobre la salud son catastróficos y permanecerán largo tiempo después de que la guerra llegue a su fin oficial.
Había entrevistado con anterioridad a Savabieasfahani sobre su investigación inicial y recientemente he adquirido una actualización con respecto último descubrimiento de su equipo y es que existe una estrecha correlación entre la proximidad a una base militar de Estados Unidos y defectos de nacimiento en los niños iraquíes.
Se han usado bombas y balas a gran escala en Irak. Lanzar toneladas de bombas y millones de balas deja residuos tóxicos en el aire, el agua y el suelo de la población objetivo. Estos contaminantes continúan envenenando a esas poblaciones años después del cese del bombardeo.
Lo que es más, Estados Unidos introdujo miles de toneladas de equipo militar en Irak para usar en su ocupación. Incluyen tanques, camiones, bombarderos, vehículos blindados, armas de infantería, sistemas antiaéreos, artillería y morteros, algunos de los cuales están recubiertos con uranio empobrecido y mucho más. Finalmente, estos pertrechos encuentran su camino hacia los depósitos de chatarra militar de los Estados Unidos que permanecen en todo Irak.
Hay un número desconocido de depósitos de chatarra militar diseminados por el paisaje iraquí.
Las fluctuaciones de temperatura facilitan la oxidación y la erosión de la basura militar, liberando contaminantes tóxicos [incluidos los compuestos de uranio radiactivo, plomo neurotóxico y mercurio, etc.] en el medio ambiente iraquí.
El uranio y sus compuestos relacionados siguen siendo tóxicos durante milenios y envenenan a las poblaciones locales a través de la contaminación de alimentos, aire y agua.
La exposición de las embarazadas a las contaminaciones de la guerra, incluidos el uranio y el torio, daña irreversiblemente a sus fetos. Encontramos torio, un producto de la descomposición de uranio empobrecido, en el cabello de niños iraquíes con defectos de nacimiento que vivían en Nasiriyah y Ur City, cerca de una base militar estadounidense.
La destrucción de una sociedad no se detiene después de que las bombas estadounidenses dejan de caer. La contaminación ambiental que deja Estados Unidos continúa destruyendo nuestro medio ambiente y envenenando a nuestra gente décadas después de que las bombas hayan dejado de caer. Estados Unidos tiene una larga historia de destrucción irreversible de hábitats humanos. Eso debe terminar.
En su nueva investigación ha descubierto que los dientes de los niños iraquíes tienen 28 veces más torio si viven cerca de una base militar estadounidense. ¿Cuál es el significado de esa conclusión y qué indica la presencia de torio sobre la salud de un niño? ¿Qué tipo de anormalidades y problemas de salud experimentarán?
La población iraquí está potencialmente contaminada con productos de descomposición de uranio empobrecido. Los dientes de leche son muy sensibles a las exposiciones ambientales. Tales niveles altos de torio simplemente sugieren una alta exposición a una edad temprana y, potencialmente, desde el útero.
Encontramos uranio y torio en los dientes y el cabello de estos niños. El uranio y el torio también se encontraban en la médula ósea de los niños, todos los cuales tenían defectos congénitos graves. La magnitud de la contaminación pública causada por estos compuestos radiactivos que emiten radiación alfa es una pregunta seria que debe responderse. Nuestros datos de médula ósea aún no se han publicado, pero esperamos publicarlos por separado.
El torio es un emisor alfa y, una vez en el cuerpo, puede causar cáncer y otras anomalías. Los impactos pueden variar según el momento y la cantidad de exposición. La leucemia infantil, que ha aumentado en el sur de Irak, es un resultado verificado de la exposición al torio.
En nuestro estudio los niños con altos niveles de torio tenían múltiples defectos de nacimiento. Nuestros estudios muestran que, en todo Iraq, los niños expuestos a la contaminación de guerra de los EE.UU. sufren principalmente defectos cardíacos congénitos y defectos del tubo neural.
Cuarenta y cuatro años después de que las fuerzas estadounidenses abandonaron Vietnam, todavía hay bebés vietnamitas nacidos con defectos de nacimiento por el uso del agente naranja por parte del ejército estadounidense. ¿Cuánto tiempo crees que los iraquíes continuarán sufriendo la guerra liderada por Estados Unidos?
Si no se mitigan estos efectos la población estará permanentemente expuesta a exposiciones tóxicas elevadas que pueden afectar el acervo genético iraquí.
Mediante el uso del método científico se está ganando la capacidad de identificar un problema grave en Irak. Teniendo en cuenta que el problema es el resultado de la invasión estadounidense, ¿qué podría hacer Estados Unidos para resolver o al menos mitigar el problema?
Estados Unidos debe ser considerado responsable y obligado a limpiar todos los sitios que ha contaminado. Existe tecnología para la limpieza de la contaminación por radiación. La remoción y eliminación de depósitos de chatarra militares creados por los Estados Unidos contribuiría en gran medida a eliminar las emisiones tóxicas del medio ambiente iraquí.
Usted es una científica, no una analista política, pero debe de tener algunas ideas sobre las implicaciones políticas de su trabajo. ¿Cómo reacciona ante la falta de conversación sustantiva sobre las consecuencias de la guerra en la política y la prensa estadounidenses y la evasión de responsabilidad del oficialismo estadounidense sobre este tema?
No espero nada del oficialismo político estadounidense o de sus máquinas de propaganda que se disfrazan de "medios de comunicación" y se alimentan sin crítica de los informes de prensa del Departamento de Estado.
Afortunadamente hay un movimiento para criminalizar la contaminación ambiental causada por la guerra. El daño a la naturaleza y al medio ambiente humano debe considerarse un crimen de guerra.
Actualmente los científicos están pidiendo a los legisladores internacionales que adopten una quinta Convención de Ginebra que reconocería el daño a la naturaleza como un crimen de guerra, junto con otros crímenes de guerra. Espero que eso marque la diferencia en nuestra capacidad para proteger vidas humanas y nuestro medio ambiente.
Este artículo fue publicado originalmente en Salon.
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/52383.htm
¿Qué hay detrás de los recursos entregados por el Gobierno de EEUU a Guaidó?
Redacción Resumen Latinoamericano
Resumen Latinoamericano
Estados Unidos no sólo intenta deponer al Gobierno del presidente Nicolás Maduro proponiendo y apoyando vías violentas, tal y como lo ha denunciado el mandatario en varias ocasiones, sino que también está invirtiendo cuantiosas sumas de dinero en la instrumentación del llamado golpe blando y de su supuesto gobierno paralelo.
De acuerdo con el politólogo estadounidense Gene Sharp, el golpe suave o blando o no tradicional, utiliza un conjunto de técnicas conspirativas no frontales y principalmente no violentas, con el fin de desestabilizar un Gobierno y causar su caída, sin que parezca que ha sido consecuencia de la acción de otro poder.
El presidente estadounidense, Donald Trump, no sólo reconoció el pasado mes de enero como presidente de Venezuela al autoproclamado Juan Guaidó, sino que se encargó de hacerle lobby mundial en un intento porque otros gobiernos hicieran otro tanto.
Luego de numerosas “invitaciones”, amenazas (directas o veladas) y presiones, el mandatario logró que varios países latinoamericanos y europeos (54) tampoco reconocieran a Maduro como presidente y avalaran a Guaidó, al tiempo que recrudecía las sanciones económicas contra el país.
Pero como si esto fuera poco, luego de fracasar en sus intentos por quebrar la unidad de las Fuerzas armadas Bolivarianas, asumieron en su totalidad el financiamiento de la oposición y los planes conspirativos.
Es tan descarado el papel que está desempeñando que cada vez que otorgan sumas millonarias a Guaidó para sus actividades progolpistas le especifican con detalle las áreas en las que deberá invertir el dinero otorgado.
De acuerdo con reportes de los medios de comunicación, en lo que va de año el Gobierno estadounidense ha realizado tres desembolsos millonarios de dinero a Guaidó.
“Lo que estamos intentando hacer es conseguir que el equipo de Guaidó pueda pagar embajadas, embajadores, una oficina de la Asamblea Nacional en Caracas (…) Nos gustaría usar fondos de los Estados Unidos para hacerlo”.
Así lo aseguró el delegado especial de Donald Trump para Venezuela, Elliott Abrams, en una entrevista concedida a representantes del Instituto Empresarial Americano (AEI), y que fue divulgada el pasado mes de agosto de este año en Supuesto Negado.
A mediados de julio, el Gobierno estadounidense dio la orden de que 41.9 millones de dólares, que en principio estaban presupuestados para proporcionar ayuda a países centroamericanos, fueran redireccionados hacia la oposición venezolana.
En esa ocasión, se supo que los recursos iban a ser entregados por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) con el fin de “cubrir gastos operativos del entorno inmediato de Guaidó”.
Pudiera entenderse que gastos operativos son viáticos, pasajes para viajes al interior del país, así como al exterior, pago de bonos en dólares a los diputados de la Asamblea Nacional, así como pagos a determinados medios de comunicación.
Los diputados de la Asamblea Nacional dejaron de percibir los salarios que le correspondían, debido a que el ente fue declarado en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia, organismo que les bloqueó cualquier asignación presupuestaria.
El pasado mes de septiembre el Gobierno estadounidense autorizó un monto de 52 millones de dólares para financiar al autoproclamado presidente Juan Guaidó.
De esta manera, la Administración gringa estaba triplicando los desembolsos realizados a la oposición venezolana, pues en 2018 Estados Unidos destinó 15 millones al antichavismo, es decir menos de la tercera parte.
Los recursos serían distribuidos, según anunció el administrador de la Usaid, Mark Green, entre la Asamblea Nacional manejada por Guaidó, medios de comunicación y frentes organizados de la “sociedad civil”.
Según un alto funcionario consultado por la agencia de noticias AP, 19 millones de dólares del total asignado serán empleados para que “las fuerzas de Guaidó dispongan de comunicaciones seguras, dinero para gastos de viaje, capacitación en la preparación de presupuestos y otras herramientas que las preparen para gobernar si logran desplazar a Maduro del poder”.
El tercer desembolso millonario realizado a la oposición venezolana es mayor que todos los anteriores. Se anunció el pasado 8 de octubre y se etiquetó como un “acuerdo bilateral” entre la USAID y la oposición venezolana dirigida por el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó.
En términos diplomáticos un Acuerdo bilateral es “un tratado estrictamente entre dos Estados partes. Estas dos partes pueden ser dos estados, o dos organizaciones internacionales, o un estado y una organización internacional.
Es decir no puede hablarse de un tratado o acuerdo internacional entre un Estado y la oposición política de otro estado.
En todo caso, un acuerdo bilateral es, de acuerdo con la Real Academia Española, es un compromiso que asumen dos partes. Estos acuerdos generan obligaciones recíprocas para ambos firmantes, que incluso pueden ser castigados en caso de incumplimiento.
El Gobierno de Estados Unidos se comprometió a desembolsar 98 millones de dólares. Lo que no se aclaró, porque no se informó en el acto de la firma, fue cuál había sido el compromiso que había adquirido la oposición venezolana.
“Los contribuyentes estadounidenses ahora pagan los salarios y gastos de docenas de figuras de la oposición venezolana que han creado un “gobierno en la sombra” dentro de Venezuela y en el extranjero”.
Así lo escribió el pasado 21 de octubre en el portal MROnline Leonardo Flores, un experto en políticas latinoamericanas y activista de CODEPINK, una ONG que hace vida en EEUU y que promueve la paz y la justicia social y es enemiga de las guerras y las ocupaciones.
Refiere Flores que durante la firma del acuerdo con la USAID, Carlos Vecchio, representante de Guaidó en Washington, elogió a la agencia por ayudar a “mejorar nuestras capacidades para aumentar nuestro servicio exterior”, confirmando que los fondos van al equipo de Guaidó.
“Con esta admisión pública de financiamiento, ahora no se puede negar que el golpe (se refiere al intento de golpe del pasado mes de abril) se orquestó desde Washington y que cualquier autoridad que el Sr. Guaidó pueda tener es solo una función de su servicio como representante de los Estados Unidos”, dijo.
A su juicio, los subsidios a la oposición venezolana nunca han sido tan evidentes, pero tampoco son nada nuevo. “La Oficina de Iniciativas de Transición de USAID comenzó el financiamiento indirecto de la oposición en 2002. Comenzó financiando organizaciones no gubernamentales afiliadas a la oposición, estudiantes y partidos; ahora ha progresado a pagar a los políticos directamente. El objetivo siempre ha sido el mismo: cambio de régimen”.
Este sería el plan de Guaidó para quedarse con el exceso del valor de la venta de Citgo (+Bono 2020)
El “autoproclamado” Juan Guaidó y sus aliados tendrían el dinero para pagar los 913 millones de dólares de los intereses del Bono PDVSA 2020, así lo aseguró Andrew Rosenberg, abogado de los acreedores, quien detalló que de no producirse el pago y embargar la refinería Citgo, la oposición podría quedarse con el “exceso del valor de la venta” de la refinería venezolana que está ubicada en Estados Unidos.
En una entrevista publicada por The Wall Street Journal, el representante legal de los acreedores dijo que esta fracción de la oposición venezolana que está apoyada por Estados Unidos “tienen acceso a suficiente efectivo para hacer un próximo pago de los bonos”.
Este dinero podría provenir de las cuentas del Estado venezolano y de PDVSA que han sido congelados en Estados Unidos, debido a las medidas coercitivas y unilaterales implantadas por Washington desde el 2015 y que se han agudizado bajo la Administración de Donald Trump.
Sin embargo, si se diera el escenario en donde no se paga a los acreedores, también Guaidó y sus aliados podrían salir beneficiados con dicha acción.
Hay que recordar que la semana pasada la Asamblea Nacional en desacato catalogó de “ilegal” el pago de estos bonos, por lo que una de las estrategias es que este conflicto de intereses se dirima en los tribunales de Estados Unidos. Para ello, tanto los dirigentes del partido Voluntad Popular y sus principales financistas han dicho “estar preparados”.
Sin embargo, no serían los únicos que están estudiando esta posibilidad. Rosenberg aseguró que sus representados también “están elaborando planes para tomar control de Citgo si no se les paga”.
De darse el incumplimiento del pago, los acreedores “pueden excluir la garantía y poner las acciones en venta”. Para ello, explicó el jurista, designarían a una junta directiva integrada por estadounidenses para administrar Citgo por un “periodo interino”, mientras las acciones se subastan.
“El asesor financiero Ducera Partners LLC ha sido contratado para ayudar en un posible proceso de comercialización”, señaló el abogado al medio estadounidense. También aseguró que el comprador más probable es una importante compañía petrolera estadounidense, cuyo nombre no fue revelado.
Luego de que los acreedores “sean reembolsados”; afirmó Rosenberg, “el exceso del valor de la venta volvería a la oposición”, aunque tampoco ofreció detalle de cuánto sería el monto.
Vale resaltar que el Buró Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) estadounidense inició una investigación con respecto al pago de los Bonos PDVSA 2020, donde se incluye un listado en el que los varios dirigentes Voluntad Popular, entre ellos Leopoldo López y Juan Guaidó, usarían testaferros para cobrar las ganancias.
“La agencia de investigación correspondiente al Departamento de Justicia norteamericano ha estado haciendo un seguimiento a los bienes adquiridos por los ‘tenedores políticos’ de los bonos tanto en Europa como en suelo estadounidense”, reseñaba una nota de prensa publicada por el diario Últimas Noticias.
También a principios de esta semana, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, aseguró que se abrirá una investigación contra el diputado opositor Juan Guaidó “y sus amigos”, por los manejos de estos bonos.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/10/23/venezuela-que-hay-detras-de-los-recursos-entregados-por-el-gobierno-de-eeuu-a-guaido-usaid/
Chile despertó
Ariel Petruccelli
Rebelión
Durante décadas, las derechas de América Latina alababan a Chile como modelo de los modelos. Allí se había aplicado el neoliberalismo con más fuerza (con fuerza bruta en sentido literal), con más profundidad y por más tiempo. De todas las sociedades, la chilena era la que más se asemejaba a los sueños teóricos de Hayek y de Milton Friedman, capaz incluso de superar con creces la pesadilla práctica del thatcherismo. ¡Neoliberalismo en estado puro, weon!
En Chile se conjugaron todos los condimentos para ser un paraíso neoliberal: se gestó por medio de una dictadura terrorista que no tuvo que lidiar con incómodos debates y eventuales oposiciones parlamentarias, ni necesidad de seducir a electorados populares, negociar con organizaciones sindicales o satisfacer demandas sociales. Arrancó, por lo demás, sobre las bases de un muy tenue estado social, muy alejado de las enormes maquinarias estato-benefactoras de otras tierras, a las que los neoliberales debieron ir desmantelando en cómodas cuotas y nunca pudieron desarmar del todo.
Quienes eran partidarios confesos de la doctrina neoliberal elogiaban a Chile como el ejemplo a seguir. La propia clase dominante chilena se vanagloriaba, para decirlo con las propias palabras de Sebastián Piñera, de ser “una buena casa en un mal barrio” y un “oasis” de estabilidad en medio de una región inestable. Aunque poco dispuestos a alabarlo incondicionalmente, “populistas” y “progresistas” no se atrevían a condenar abiertamente al modelo chileno: la actitud típica era el piadoso silencio, un mirar para otro lado acompañado por una oscilación entre la condena tibia cuando el “modelo chileno” era regido por la “derecha”, y guiños de complicidad cuando gobernaban (como sucediera la mayor parte del tiempo en los últimos 30 años) supuestas fuerzas progresistas. Sucede que para las dirigencias políticas progresistas latinoamericanas, aunque poca gracia les hacía la elevada miseria de las clases laboriosas de Chile y miraran con alguna desconfianza sus “excesos privatistas”, los números macro-económicos parecían dignos de envidia: crecimiento de la economía más o menos sostenido, baja inflación, deuda publica manejable, relativo equilibrio fiscal, alta renta per-cápita. Todo esto parecía contrastar con la caótica macro-economía de la Argentina, por ejemplo. Sólo la izquierda más roja se atrevía a decir sin medias tintas que el modelo chileno era un verdadero desastre para las clases trabajadoras y su democracia la más farsesca de las ya de por si farsescas democracias regionales.
El reventón de Chile se produjo precisamente cuando todo allí parecía estar de maravillas. Los economistas miraban estadísticas, contrastaban datos, sacaban cuentas … y todo parecía marchar mejor que bien. Mauricio Macri y el candidato de apellido Espert hicieron el ridículo elogiando el ideal modelo chileno … mientras el Chile real estallaba en una todavía vigente ola de indignación popular. Y no es el fracaso del modelo lo que produjo la explosión, sino su éxito. De esto no puede haber dudas. Chile era la niña mimada del empresariado. La sociedad real que más se parecía a sus deseos profundos y a sus concepciones teóricas. Una sociedad mercantilizada hasta extremos inauditos, imbuida de individualismo, con mínima protección social y laboral, con todas las garantías y ventajas para la inversión privada. De Menem se podía decir que no hizo todo el ajuste necesario, que no privatizó todo lo privatizable. Ese fue el discurso neo-liberal cuando el estallido de 2001. Pero esta excusa no sirve para Chile: en ningún sitio se avanzó tanto por la senda neoliberal. De hecho, hasta pocos días antes las autoridades se vanagloriaban satisfechas de sus éxitos. Dos semanas antes de declararle la guerra al pueblo chileno, Sebastián Piñera no dudaba en afirmar que Chile era un Oasis. ¿Hará querido decir espejismo?
Que la reacción de la ciudadanía chilena tomó por completo de sorpresa a su elite se constata en las dos absurdas reacciones del impresentable Piñera: primero declarando que estaban en guerra; luego pidiendo perdón (otro Juan Domingo Perdón en el sur del sur) por haber sido insensible y anunciar un insulso paquete de medidas paliativas de urgencia con el mismo semblante y la misma gestualidad con la que podría haber anunciado su programa de gobierno al día siguiente de ganar las elecciones. Dos reacciones tan contrapuestas como parejamente desubicadas. Piñera no tiene la menor idea de lo que está pasando en su país, y por eso los manifestantes en Chile hacen lo único inteligente que se puede hacer: exigir su renuncia inmediata.
La conmoción generada entre los círculos de poder por el despertar político de las masas chilenas ha dejado por estos días verdaderas perlas. La “primera dama” confesando ante una amiga que “estamos absolutamente sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena”, es una muestra insuperable de prejuicio de clase. Ignorancia no docta. La frase final del audio de Cecilia Morel viralizado en las redes dice mucho más de lo que aparenta: “Vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás”. Fueron necesarios varios muertos para que Cecilia Morel aprenda lo que cualquier niño aprende en un jardín de infantes público: que hay que compartir. Y la referencia a “nuestros privilegios” es un desmentido rotundo y práctico de que nunca creyeron lo que pregonan: que en una sociedad de mercado cada quien tiene lo que merece, por lo que no hay estrictamente privilegios, aunque haya desigualdad. Y no hablemos de las consideraciones de Andronico Luksic, el hombre más adinerado de Chile aunque sea un indigente moral, quien confundió (¿confundió?) a Piñera con Pinochet -dijo que le parecía muy bien que el general haya decretado el toque de queda- y afirmó que si por él fuera a los periodistas los borraría del mapa. ¡Un demócrata don Andrónico!
Pero a pesar de la crudeza de la represión -que en una semana ya ha dejado un saldo de al menos 18 muertos, más de 2000 detenidos, cientos de heridos, un número indeterminado de desaparecidos, denuncias por tortura y vejaciones, ingresos extra-judiciales en viviendas y “montajes” perpetrados por las fuerzas de seguridad- las calles de Chile siguen pobladas de manifestantes, el toque de queda no es respetado y la economía se halla en gran medida paralizada.
Ninguna duda puede quedar del carácter sustancialmente espontáneo de las manifestaciones, que no son dirigidas ni controlas por ninguna fuerza política. Tampoco cabe la menor duda respecto a que el aumento del valor del boleto del metro de 800 a 830 pesos fue sólo la gota que rebalsó el vaso. Aunque todo comenzó con las evasiones masivas y festivas de la estudiantina rebelde, es claro que había una larga lista de demandas y quejas. Algo así como un programa político se va gestando en las calles. Un amplio consenso parece haberse establecido en torno a la semana laboral de 40 horas, la urgencia de reformas profundas de los sistemas de salud y educación, la necesidad de modificaciones constitucionales, la reducción de las desigualdades sociales. Dos de las consignas más escuchadas en las manifestaciones dicen muchos sobre el sentir y el pensar de quienes salen a las calles y desafían a la autoridad: “no son treinta pesos, son treinta años” y “Chile despertó”. Ambas apuntan a lo mismo: un rechazo profundo al régimen surgido de la dictadura pinochetista. No es casual que cada vez se escuche con más fuerza la demanda de una Asamblea Constituyente.
En la última semana la ciudadanía chilena ha realizado más aprendizajes políticos que en varios lustros precedentes. A pesar de la represión, las violaciones y las muertes, en las calles se vive una verdadera fiesta. Se baila, se canta, se confraterniza, se comparte. Banderas chilenas y mapuche ondean una al lado de la otra. Manos chilenas y mapuche arrojan hermanadas piedras a los odiados pacos. Los mejores sentimientos y las mejores acciones humanas salen a la luz. La rebelión hace mejores a las personas, siempre. Dichosos quienes puedan vivirlo, dichosas quienes lo experimenten. Este es el momento en el que todo parece posible. No todo lo es, desde luego; pero no ha llegado la hora de negociar a la baja. Al menos no es ese el clima que se respira en las calles. Se han despertado de la pesadilla neoliberal, y están viviendo un momento de ensueño. Cuanto más se atrevan a soñar, más podrán transformar la realidad. ¡Que viva la rebelión!
Ariel Petruccelli Historiador y profesor de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo)
lunes, 18 de marzo de 2019
NICARAGUA: Moisés Absalon Pastora le contesta a Luis Enrique Mejía Godoy
"Vos me acusas de oportunista. Vos que te regalaste por miserable cuatro chelines a los cheles; vos que entre canto y canto a los muertos que nunca lloraste bebías su sangre entre copa y copa a cambio de todo lo que disfrutabas cuando eras un camarada en el poder y ademas trotamundo de una revolución que decías que era tuya y de la que hoy reniegas porque tu resentimiento rebasó cuando otros cantores superaron tus letanías. Yo siempre tuve la entereza de encarar públicamente los errores que desde tu revolución se cometieron como igual la tuve para reconocer las muchas cosas buenas y la transformación que vive nicaragua desde el 2007 a esta parte, pero vos qué hiciste te regalaste al imperio, te vendiste a los gringos a los que antes considerabas enemigo de la humanidad y con el que te revuelcas hoy con todo y guitarra a cambio de destruir este país. A mí me resbala que me digan oportunista, porque felizmente sigo siendo el mismo liberal de ayer, pero de lo que nunca me van a causar es de traidor, de Judas, de Caín, de pedir la agresión contra mi país porque eso equivale a pedir que golpeen a la mujer que es la autora de tus días".
ONG de empresarios privados recibieron fondos de la CIA para intento de golpe en Nicaragua
La National Endowment for Democracy (NED), organismo norteamericano creado como el brazo civil de la Central de Inteligencia Americana (CIA), entregó más de medio millón de dólares a Hagamos Democracia (HADEMOS), en un lapso de cinco años. En abril de 2018, parte de ese dinero fue entregado a los cabecillas de los tranques de la muerte a fin de fortalecerlos.
La NED es una de tantas agencias gringas que se han arrogado el derecho de “fiscalizar” a Nicaragua a través de opositores serviles locales, entre ellos medios de comunicación y periodistas que han visto crecer súbitamente su patrimonio personal.
Un total de US$ 521,222 fueron entregados entre 2014 y 2018 a Hagamos Democracia, cuya cabeza visible es Luciano García, quien huyó del país al saberse descubierto. En abril de 2018, al darse el sangriento intento de golpe de Estado, la NED fortaleció con US$ 100,000 el desembolso a García, quien el año anterior había recibido US$ 80,000 para operar contra el gobierno.
La fachada de la NED en este caso para su injerencia en los asuntos internos de Nicaragua, fue el proyecto “Promociones Legislativa, Supervisión de Elecciones Justa y Libres”, cuyo fin era descalificar el proceso Electoral, promover reformas a la ley de la materia, realizar marchas, plantones y campañas mediáticas contra funcionarios del Poder Electoral.
Cuando los obispos mañosamente solicitaron al presidente Daniel Ortega que acuartelara a la Policía a fin de facilitar un arreglo pacífico, en una acción orquestada con los golpistas del MRS, ONG opositoras, empresarios y demás golpistas, la NED se apresuró a entregar dinero extra presupuestario a diversos grupos terroristas, entre ellos HADEMOS.
Luciano García Mejía Director Ejecutivo de HADEMOS, entregó a Lenes Fonseca, directivo mediante cheque BAC entrego a Lener Fonseca, directivo del Consejo Nacional en Defensa de Nuestras Tierras Lagos y Soberanía, Consejo No Canal, la suma de 300,000 córdobas para fortalecer los tranques a cargo de Medardo Mairena y Francisca Ramírez.
Fonseca, miembro del Consejo Nacional por la Defensa de la Tierra, Lago y Soberanía, que se opone a la construcción del canal interoceánico por Nicaragua, fue capturado en noviembre, tras comprobarse su participación activa en los tranques y en otras acciones criminales.
Lener Fonseca se encuentra actualmente detenido y es uno de los cabecillas anticanal que aprobó desde la cárcel la defenestración de Francisca Ramírez, una importante ficha del MRS que se erigió en “comandanta” durante el fallido golpe de Estado.
http://corazondeamerica.info/2019/03/08/ong-de-empresarios-privados-recibieron-fondos-de-la-cia-para-intento-de-golpe-en-nicaragua/?fbclid=IwAR0BIcqX5wHQaGLt5zH_vsnKaObu4dsihzXTKDgd6Wfu_VSZJAVUUuaI-Rc
La NED es una de tantas agencias gringas que se han arrogado el derecho de “fiscalizar” a Nicaragua a través de opositores serviles locales, entre ellos medios de comunicación y periodistas que han visto crecer súbitamente su patrimonio personal.
Un total de US$ 521,222 fueron entregados entre 2014 y 2018 a Hagamos Democracia, cuya cabeza visible es Luciano García, quien huyó del país al saberse descubierto. En abril de 2018, al darse el sangriento intento de golpe de Estado, la NED fortaleció con US$ 100,000 el desembolso a García, quien el año anterior había recibido US$ 80,000 para operar contra el gobierno.
La fachada de la NED en este caso para su injerencia en los asuntos internos de Nicaragua, fue el proyecto “Promociones Legislativa, Supervisión de Elecciones Justa y Libres”, cuyo fin era descalificar el proceso Electoral, promover reformas a la ley de la materia, realizar marchas, plantones y campañas mediáticas contra funcionarios del Poder Electoral.
Cuando los obispos mañosamente solicitaron al presidente Daniel Ortega que acuartelara a la Policía a fin de facilitar un arreglo pacífico, en una acción orquestada con los golpistas del MRS, ONG opositoras, empresarios y demás golpistas, la NED se apresuró a entregar dinero extra presupuestario a diversos grupos terroristas, entre ellos HADEMOS.
Luciano García Mejía Director Ejecutivo de HADEMOS, entregó a Lenes Fonseca, directivo mediante cheque BAC entrego a Lener Fonseca, directivo del Consejo Nacional en Defensa de Nuestras Tierras Lagos y Soberanía, Consejo No Canal, la suma de 300,000 córdobas para fortalecer los tranques a cargo de Medardo Mairena y Francisca Ramírez.
Fonseca, miembro del Consejo Nacional por la Defensa de la Tierra, Lago y Soberanía, que se opone a la construcción del canal interoceánico por Nicaragua, fue capturado en noviembre, tras comprobarse su participación activa en los tranques y en otras acciones criminales.
Lener Fonseca se encuentra actualmente detenido y es uno de los cabecillas anticanal que aprobó desde la cárcel la defenestración de Francisca Ramírez, una importante ficha del MRS que se erigió en “comandanta” durante el fallido golpe de Estado.
http://corazondeamerica.info/2019/03/08/ong-de-empresarios-privados-recibieron-fondos-de-la-cia-para-intento-de-golpe-en-nicaragua/?fbclid=IwAR0BIcqX5wHQaGLt5zH_vsnKaObu4dsihzXTKDgd6Wfu_VSZJAVUUuaI-Rc
Trump tiene un objetivo: acabar con el chavismo
Alex Anfruns
Investigaction
La administración Trump volverá al hábito de sus predecesores en la política regional, en particular contando con el papel cada vez más activo de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero también tratando de involucrar a los nuevos gobiernos de derecha de la región para que trabajen juntos en un ataque colectivo contra Venezuela, como lo demuestran las tres giras de Mike Pence por América Latina y la más reciente de Mike Pompeo.
Ocho meses después de las elecciones presidenciales de mayo de 2018, que designaron a Nicolás Maduro como el ganador con más de 6 millones de votos (67,8% y 46% de participación), los intentos de deslegitimar a su gobierno aumentaron este mes de enero. Aunque democráticamente elegido, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela está siendo desafiado por una parte de la oposición…. ¡que se negó a participar en las elecciones!
Enero, el mes de todas las resoluciones
Por mal que les pese a algunos, el 10 de enero, el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asumió oficialmente su cargo. Inmediatamente, la OEA (Organización de Estados Americanos) lo declaró “ilegítimo” en una declaración que fue incansablemente difundida por los medios de comunicación. No es banal observar que la OEA, con sede en Washington, esté presidida por un Luis Almagro repudiado por su propio partido en Uruguay, así como por todas las fuerzas progresistas del continente. Cabe destacar que el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador rechazó la injerencia y envió a un representante mexicano a la investidura, al tiempo que explicó que el respeto a la soberanía es un principio sagrado regido por la Constitución mexicana.
Al día siguiente, antes de hacer lo mismo con el gobierno nicaragüense (elegido con el 72% de los votos y el 68% de los votos), la OEA se reunió para declarar que el voto de más de 6 millones de venezolanos en las elecciones de 2018 no tendía el menor valor, contradiciendo a observadores tan improbables como el ex presidente Jimmy Carter, cuya fundación participó en los muchos procesos electorales de Venezuela y calificó a su sistema de “el mejor del mundo”.
El 15 de enero, el Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, inauguró su primera sesión destacándose como la figura principal de la oposición y proponiendo, en el primer punto de la sesión, declarar que el presidente Nicolás Maduro fuese considerado como un “usurpador”. ¿El segundo punto? Alentar a los militares a un golpe de Estado. Muy ordinario todo ello.
Después del fallido levantamiento de un grupo de soldados el lunes 21 de enero, que coincidió con el reciente llamado a deslegitimar al gobierno venezolano por parte del presidente de la oposición en la Asamblea Nacional y las amenazas recurrentes de Estados Unidos, el miércoles 23 de enero se llevaron a cabo sendas marchas de la oposición y de chavistas en Caracas. En los días anteriores, hubo episodios de violencia dirigidos, como los desperfectos al Centro Cultural Robert Serra, nombrado en homenaje al asesinato de un joven diputado chavista. En las redes sociales, los usuarios compartieron una foto de un busto de Chávez colgado de un alambre, otro símbolo del discurso de odio que tampoco perdona a los periodistas. Efectivamente, Madeleine Garcia, una reportera de TeleSUR que se ha dado a conocer por su numerosa cobertura de las crisis políticas sobre el terreno, es designada como objetivo por su supuesta complicidad con la “dictadura”. El día anterior a la marcha, se registraron 4 muertos en enfrentamientos y saqueos.
¿Y ahora qué? No se excluye que la oposición trate de aprovechar un nuevo ciclo de confrontación y violencia para intentar un nuevo golpe de Estado con el apoyo de medios de comunicación internacionales a través de noticias falsas, como fue el caso en abril de 2002. En ese caso, es probable que Estados Unidos esté dispuesto a “ayudar al pueblo de Venezuela a restaurar la democracia”.
La tradición golpista de la oposición
Desde la muerte de Hugo Chávez el 5 de marzo de 2013, la oposición ha utilizado todos los métodos posibles para evitar la continuidad del chavismo. Ya durante las primeras elecciones de Nicolás Maduro contra Enrique Capriles, había pedido a sus votantes que salieran a la calle después de que se hicieran públicos los resultados que proclamaban la ventaja de Maduro sobre él. El resultado fueron 7 muertes. Esta reacción no sería aceptada en la mayoría de los países, y la oposición que actuara de esta manera sería culpable de una falta de ética en el proceso electoral y una actitud contraria a la separación de poderes. Pero sea lo que sea que haga, independientemente de la gravedad y las consecuencias, la oposición a Venezuela parece confiar en los favores de la opinión pública internacional.
Pocos meses después, a finales de 2013, Leopoldo López, líder de un partido clasificado en la extrema derecha del espectro político, lanzó abiertamente un llamamiento a la insurrección, “La Salida”. Siguiendo un patrón similar al de las revoluciones de color en Europa del Este, López inauguró un ciclo de manifestaciones presentadas como pacíficas, con una avalancha mediática de “falsas noticias” que escondieron su verdadero carácter violento. El resultado: 43 muertos y más de 800 heridos. Pocos meses después del fracaso de este intento de golpe de Estado, el presidente Barack Obama intervendrá a principios de 2015 para activar un decreto que considera a Venezuela como una “amenaza extraordinaria para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Esta afirmación forma parte de la tradicional injerencia estadounidense en lo que sus élites han considerado desde 1823 como su “patio trasero”, como fue claramente establecido por la doctrina Monroe.
En las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, la oposición venezolana obtuvo la mayoría de votos en la Asamblea Nacional por primera vez desde la elección de Hugo Chávez. Aunque la oposición anunció el riesgo de fraude electoral en las semanas anteriores a la votación, no impugnó el resultado de las elecciones cuando la designó como ganadora. Sin embargo, tras algunas denuncias de irregularidades, la Corte Suprema de Justicia invalidó la elección de tres diputados de la oposición que se habrían beneficiado de un sistema basado en la compra de votos. A pesar de que, según la Constitución, la Asamblea Nacional está sujeta a las decisiones judiciales de la Corte Suprema, su entonces presidente, Julio Borges, abrió la sesión con la juramentación de los diputados en cuestión. No contento con tomar posesión, la oposición declaró que no aplicaría las decisiones tomadas por el poder ejecutivo, considerando que el gobierno de Maduro era ilegítimo y que sus días estaban contados. Sin embargo, una vez más, el papel que la Constitución otorga a la Asamblea Nacional es asegurar el funcionamiento normal de las políticas públicas mediante la aprobación de las orientaciones generales del poder ejecutivo. Desde entonces, el gobierno ha acusado a la oposición de haberse establecido en una situación de “desacato”.
Sin tener un segundo de respiro, 2016 fue el año en el que la situación económica del país se deterioró de manera decisiva, principalmente debido a un modelo económico basado en la dependencia del precio internacional del petróleo para la exportación. Los intentos de estabilización en el seno de la OPEP tardarán en dar algunos resultados. Paralelamente, se observaron mecanismos de “guerra económica”, como el que se libró contra el Chile de Allende o la Nicaragua sandinista, pero fueron minimizados o incluso considerados como un argumento falaz por los críticos del chavismo.
Sin embargo, mientras tanto las sanciones financieras aumentaban en número, y la llegada de Donald Trump como presidente de Estados Unidos a finales de 2016 no iba a ser una excepción a la regla. La administración Trump volverá al hábito de sus predecesores en la política regional, en particular contando con el papel cada vez más activo de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero también tratando de involucrar a los nuevos gobiernos de derecha de la región para que trabajen juntos en un ataque colectivo contra Venezuela, como lo demuestran las tres giras de Mike Pence por América Latina y la más reciente de Mike Pompeo.
En la primavera de 2017, la oposición volvió a las andadas repitiendo el plan de 2014, contando esta vez con el descontento popular que se esperaba que suscitara el deterioro económico. El número de víctimas fue aún mayor que en la última crisis, con 131 muertos esta vez.
Pero esa estrategia demostró ser otro fracaso. Por un lado, gracias a la iniciativa gubernamental de los CLAPs (Comités Locales de Abastecimiento Popular) para enfrentar las dificultades de la población. Por otra parte, las medidas sociales continuaron, como lo demuestra la entrega de dos millones y medio de nuevas viviendas, como parte de la “Gran Misión Vivienda” iniciada en 2011. Sobre todo, Maduro tuvo la audacia de detener este nuevo ciclo de violencia solicitando la participación ciudadana a través de la convocatoria de un referéndum a favor de una Asamblea Constituyente. Logró movilizar a la población en favor de la paz y del retorno a la normalidad democrática.
Dividida, la oposición tuvo que replegarse en sí misma y fue sorprendida por aquel golpe maestro. A pesar de las rivalidades internas y de la indecisión sobre la necesidad de representar sus intereses, la oposición volvió a refugiarse en una posición de negación ante el anuncio de las nuevas elecciones presidenciales de 2018. Observando que aún existía el apoyo popular al chavismo, Trump afirmó entonces que Estados Unidos tenía una “opción militar” para Venezuela. El año pasado, funcionarios estadounidenses admitieron que “el gobierno de Trump mantuvo reuniones secretas con militares rebeldes venezolanos para discutir sus planes de derrocar al presidente Nicolás Maduro”.
La Estrategia del Caos para el Caribe
Después de la huida al extranjero de algunas figuras de la oposición, como Julio Borges y Antonio Ledezma, Venezuela se enfrenta constantemente a una campaña mediática destinada a establecer en la opinión pública internacional la idea de que este país es una dictadura.
El nuevo Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, por lo tanto, no improvisa cuando, el 15 de enero, inaugura la primera agenda de la Asamblea Nacional, con el objetivo de un “acuerdo sobre la declaración de usurpación de la Presidencia de la República y la aplicación de la Constitución para restituirla” en el primer punto, y un “decreto para otorgar amnistía y garantías constitucionales a los militares y civiles que contribuyan a defender la Constitución” en el segundo punto.
El martes 23, en un mensaje de flagrante injerencia, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, alentó a parte del pueblo venezolano a salir a las calles para “restaurar la democracia y la libertad”. En otras palabras, destruir a Venezuela, como a otros países del Sur. Después de tantas intervenciones, ¿la democracia perfecta que Estados Unidos quiere ver emerger sería similar a la de Ucrania, Honduras, Libia o Afganistán? En este momento, no es ningún secreto que el multilateralismo de la ONU no es del gusto de los Estados Unidos. La ilusión que algunas personas tenían en la gestión del presidente Obama se ha hecho añicos. Su promesa de cerrar Guantánamo fue una cortina de humo.
En muchos países europeos, Venezuela sirvió como espantapájaros para asustar a los votantes, haciendo creer a quienes estuvieran tentados por un candidato progresista que la experiencia bolivariana no había beneficiado a su pueblo de ninguna manera. Al actuar de esta manera caricaturesca, la derecha internacional y sus medios de comunicación han ocultado deliberadamente los hechos indiscutibles sobre la reducción de las desigualdades sociales que han caracterizado la política del gobierno venezolano, como el derecho a la vivienda o a la educación. Centrándose en la realidad de los problemas económicos y sus aspectos sensacionalistas, en lugar de tratar de explicar las complejas razones de esta situación, los medios de comunicación han creado la imagen de una Venezuela sumida en el caos con fines políticos.
La oposición política de Venezuela, ahora representada por Juan Guaidó, no sólo acoge con los brazos abiertos cualquier apoyo externo, es decir, lo que empieza a ser ya una tradición de injerencia, sino que ¡ depende de ella para sobrevivir! El hecho de que la UE, el Gobierno francés y otros adopten una postura tan clara contra el Derecho internacional y la soberanía, de la que dependen la paz y el pleno respeto de los derechos humanos, es algo que debería preocuparnos enormemente.
Cuando algunos medios de comunicación asumen por su cuenta la autoproclamación de un opositor de Venezuela que niega la separación de poderes y la Constitución, y justifica su petición de apoyo externo, eso no se llama información, sino propaganda de guerra.
La humanidad está pasando por tiempos difíciles. El derecho a una información justa y objetiva es asunto de todos. Después de tantas guerras y golpes de estado hechos posibles por nuestros gobiernos y cuyo balance nunca se ha hecho, la expresión de la solidaridad entre los indignados, rebeldes, chalecos rojos/amarillos, los luchadores y resistentes de nuestros países y los de los pueblos amenazados de América Latina es la menor de las posibilidades que nos quedan.
Fuente: http://www.investigaction.net/es/trump-tiene-un-objetivo-acabar-con-el-chavismo/
Investigaction
La administración Trump volverá al hábito de sus predecesores en la política regional, en particular contando con el papel cada vez más activo de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero también tratando de involucrar a los nuevos gobiernos de derecha de la región para que trabajen juntos en un ataque colectivo contra Venezuela, como lo demuestran las tres giras de Mike Pence por América Latina y la más reciente de Mike Pompeo.
Ocho meses después de las elecciones presidenciales de mayo de 2018, que designaron a Nicolás Maduro como el ganador con más de 6 millones de votos (67,8% y 46% de participación), los intentos de deslegitimar a su gobierno aumentaron este mes de enero. Aunque democráticamente elegido, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela está siendo desafiado por una parte de la oposición…. ¡que se negó a participar en las elecciones!
Enero, el mes de todas las resoluciones
Por mal que les pese a algunos, el 10 de enero, el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asumió oficialmente su cargo. Inmediatamente, la OEA (Organización de Estados Americanos) lo declaró “ilegítimo” en una declaración que fue incansablemente difundida por los medios de comunicación. No es banal observar que la OEA, con sede en Washington, esté presidida por un Luis Almagro repudiado por su propio partido en Uruguay, así como por todas las fuerzas progresistas del continente. Cabe destacar que el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador rechazó la injerencia y envió a un representante mexicano a la investidura, al tiempo que explicó que el respeto a la soberanía es un principio sagrado regido por la Constitución mexicana.
Al día siguiente, antes de hacer lo mismo con el gobierno nicaragüense (elegido con el 72% de los votos y el 68% de los votos), la OEA se reunió para declarar que el voto de más de 6 millones de venezolanos en las elecciones de 2018 no tendía el menor valor, contradiciendo a observadores tan improbables como el ex presidente Jimmy Carter, cuya fundación participó en los muchos procesos electorales de Venezuela y calificó a su sistema de “el mejor del mundo”.
El 15 de enero, el Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, inauguró su primera sesión destacándose como la figura principal de la oposición y proponiendo, en el primer punto de la sesión, declarar que el presidente Nicolás Maduro fuese considerado como un “usurpador”. ¿El segundo punto? Alentar a los militares a un golpe de Estado. Muy ordinario todo ello.
Después del fallido levantamiento de un grupo de soldados el lunes 21 de enero, que coincidió con el reciente llamado a deslegitimar al gobierno venezolano por parte del presidente de la oposición en la Asamblea Nacional y las amenazas recurrentes de Estados Unidos, el miércoles 23 de enero se llevaron a cabo sendas marchas de la oposición y de chavistas en Caracas. En los días anteriores, hubo episodios de violencia dirigidos, como los desperfectos al Centro Cultural Robert Serra, nombrado en homenaje al asesinato de un joven diputado chavista. En las redes sociales, los usuarios compartieron una foto de un busto de Chávez colgado de un alambre, otro símbolo del discurso de odio que tampoco perdona a los periodistas. Efectivamente, Madeleine Garcia, una reportera de TeleSUR que se ha dado a conocer por su numerosa cobertura de las crisis políticas sobre el terreno, es designada como objetivo por su supuesta complicidad con la “dictadura”. El día anterior a la marcha, se registraron 4 muertos en enfrentamientos y saqueos.
¿Y ahora qué? No se excluye que la oposición trate de aprovechar un nuevo ciclo de confrontación y violencia para intentar un nuevo golpe de Estado con el apoyo de medios de comunicación internacionales a través de noticias falsas, como fue el caso en abril de 2002. En ese caso, es probable que Estados Unidos esté dispuesto a “ayudar al pueblo de Venezuela a restaurar la democracia”.
La tradición golpista de la oposición
Desde la muerte de Hugo Chávez el 5 de marzo de 2013, la oposición ha utilizado todos los métodos posibles para evitar la continuidad del chavismo. Ya durante las primeras elecciones de Nicolás Maduro contra Enrique Capriles, había pedido a sus votantes que salieran a la calle después de que se hicieran públicos los resultados que proclamaban la ventaja de Maduro sobre él. El resultado fueron 7 muertes. Esta reacción no sería aceptada en la mayoría de los países, y la oposición que actuara de esta manera sería culpable de una falta de ética en el proceso electoral y una actitud contraria a la separación de poderes. Pero sea lo que sea que haga, independientemente de la gravedad y las consecuencias, la oposición a Venezuela parece confiar en los favores de la opinión pública internacional.
Pocos meses después, a finales de 2013, Leopoldo López, líder de un partido clasificado en la extrema derecha del espectro político, lanzó abiertamente un llamamiento a la insurrección, “La Salida”. Siguiendo un patrón similar al de las revoluciones de color en Europa del Este, López inauguró un ciclo de manifestaciones presentadas como pacíficas, con una avalancha mediática de “falsas noticias” que escondieron su verdadero carácter violento. El resultado: 43 muertos y más de 800 heridos. Pocos meses después del fracaso de este intento de golpe de Estado, el presidente Barack Obama intervendrá a principios de 2015 para activar un decreto que considera a Venezuela como una “amenaza extraordinaria para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Esta afirmación forma parte de la tradicional injerencia estadounidense en lo que sus élites han considerado desde 1823 como su “patio trasero”, como fue claramente establecido por la doctrina Monroe.
En las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, la oposición venezolana obtuvo la mayoría de votos en la Asamblea Nacional por primera vez desde la elección de Hugo Chávez. Aunque la oposición anunció el riesgo de fraude electoral en las semanas anteriores a la votación, no impugnó el resultado de las elecciones cuando la designó como ganadora. Sin embargo, tras algunas denuncias de irregularidades, la Corte Suprema de Justicia invalidó la elección de tres diputados de la oposición que se habrían beneficiado de un sistema basado en la compra de votos. A pesar de que, según la Constitución, la Asamblea Nacional está sujeta a las decisiones judiciales de la Corte Suprema, su entonces presidente, Julio Borges, abrió la sesión con la juramentación de los diputados en cuestión. No contento con tomar posesión, la oposición declaró que no aplicaría las decisiones tomadas por el poder ejecutivo, considerando que el gobierno de Maduro era ilegítimo y que sus días estaban contados. Sin embargo, una vez más, el papel que la Constitución otorga a la Asamblea Nacional es asegurar el funcionamiento normal de las políticas públicas mediante la aprobación de las orientaciones generales del poder ejecutivo. Desde entonces, el gobierno ha acusado a la oposición de haberse establecido en una situación de “desacato”.
Sin tener un segundo de respiro, 2016 fue el año en el que la situación económica del país se deterioró de manera decisiva, principalmente debido a un modelo económico basado en la dependencia del precio internacional del petróleo para la exportación. Los intentos de estabilización en el seno de la OPEP tardarán en dar algunos resultados. Paralelamente, se observaron mecanismos de “guerra económica”, como el que se libró contra el Chile de Allende o la Nicaragua sandinista, pero fueron minimizados o incluso considerados como un argumento falaz por los críticos del chavismo.
Sin embargo, mientras tanto las sanciones financieras aumentaban en número, y la llegada de Donald Trump como presidente de Estados Unidos a finales de 2016 no iba a ser una excepción a la regla. La administración Trump volverá al hábito de sus predecesores en la política regional, en particular contando con el papel cada vez más activo de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero también tratando de involucrar a los nuevos gobiernos de derecha de la región para que trabajen juntos en un ataque colectivo contra Venezuela, como lo demuestran las tres giras de Mike Pence por América Latina y la más reciente de Mike Pompeo.
En la primavera de 2017, la oposición volvió a las andadas repitiendo el plan de 2014, contando esta vez con el descontento popular que se esperaba que suscitara el deterioro económico. El número de víctimas fue aún mayor que en la última crisis, con 131 muertos esta vez.
Pero esa estrategia demostró ser otro fracaso. Por un lado, gracias a la iniciativa gubernamental de los CLAPs (Comités Locales de Abastecimiento Popular) para enfrentar las dificultades de la población. Por otra parte, las medidas sociales continuaron, como lo demuestra la entrega de dos millones y medio de nuevas viviendas, como parte de la “Gran Misión Vivienda” iniciada en 2011. Sobre todo, Maduro tuvo la audacia de detener este nuevo ciclo de violencia solicitando la participación ciudadana a través de la convocatoria de un referéndum a favor de una Asamblea Constituyente. Logró movilizar a la población en favor de la paz y del retorno a la normalidad democrática.
Dividida, la oposición tuvo que replegarse en sí misma y fue sorprendida por aquel golpe maestro. A pesar de las rivalidades internas y de la indecisión sobre la necesidad de representar sus intereses, la oposición volvió a refugiarse en una posición de negación ante el anuncio de las nuevas elecciones presidenciales de 2018. Observando que aún existía el apoyo popular al chavismo, Trump afirmó entonces que Estados Unidos tenía una “opción militar” para Venezuela. El año pasado, funcionarios estadounidenses admitieron que “el gobierno de Trump mantuvo reuniones secretas con militares rebeldes venezolanos para discutir sus planes de derrocar al presidente Nicolás Maduro”.
La Estrategia del Caos para el Caribe
Después de la huida al extranjero de algunas figuras de la oposición, como Julio Borges y Antonio Ledezma, Venezuela se enfrenta constantemente a una campaña mediática destinada a establecer en la opinión pública internacional la idea de que este país es una dictadura.
El nuevo Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, por lo tanto, no improvisa cuando, el 15 de enero, inaugura la primera agenda de la Asamblea Nacional, con el objetivo de un “acuerdo sobre la declaración de usurpación de la Presidencia de la República y la aplicación de la Constitución para restituirla” en el primer punto, y un “decreto para otorgar amnistía y garantías constitucionales a los militares y civiles que contribuyan a defender la Constitución” en el segundo punto.
El martes 23, en un mensaje de flagrante injerencia, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, alentó a parte del pueblo venezolano a salir a las calles para “restaurar la democracia y la libertad”. En otras palabras, destruir a Venezuela, como a otros países del Sur. Después de tantas intervenciones, ¿la democracia perfecta que Estados Unidos quiere ver emerger sería similar a la de Ucrania, Honduras, Libia o Afganistán? En este momento, no es ningún secreto que el multilateralismo de la ONU no es del gusto de los Estados Unidos. La ilusión que algunas personas tenían en la gestión del presidente Obama se ha hecho añicos. Su promesa de cerrar Guantánamo fue una cortina de humo.
En muchos países europeos, Venezuela sirvió como espantapájaros para asustar a los votantes, haciendo creer a quienes estuvieran tentados por un candidato progresista que la experiencia bolivariana no había beneficiado a su pueblo de ninguna manera. Al actuar de esta manera caricaturesca, la derecha internacional y sus medios de comunicación han ocultado deliberadamente los hechos indiscutibles sobre la reducción de las desigualdades sociales que han caracterizado la política del gobierno venezolano, como el derecho a la vivienda o a la educación. Centrándose en la realidad de los problemas económicos y sus aspectos sensacionalistas, en lugar de tratar de explicar las complejas razones de esta situación, los medios de comunicación han creado la imagen de una Venezuela sumida en el caos con fines políticos.
La oposición política de Venezuela, ahora representada por Juan Guaidó, no sólo acoge con los brazos abiertos cualquier apoyo externo, es decir, lo que empieza a ser ya una tradición de injerencia, sino que ¡ depende de ella para sobrevivir! El hecho de que la UE, el Gobierno francés y otros adopten una postura tan clara contra el Derecho internacional y la soberanía, de la que dependen la paz y el pleno respeto de los derechos humanos, es algo que debería preocuparnos enormemente.
Cuando algunos medios de comunicación asumen por su cuenta la autoproclamación de un opositor de Venezuela que niega la separación de poderes y la Constitución, y justifica su petición de apoyo externo, eso no se llama información, sino propaganda de guerra.
La humanidad está pasando por tiempos difíciles. El derecho a una información justa y objetiva es asunto de todos. Después de tantas guerras y golpes de estado hechos posibles por nuestros gobiernos y cuyo balance nunca se ha hecho, la expresión de la solidaridad entre los indignados, rebeldes, chalecos rojos/amarillos, los luchadores y resistentes de nuestros países y los de los pueblos amenazados de América Latina es la menor de las posibilidades que nos quedan.
Fuente: http://www.investigaction.net/es/trump-tiene-un-objetivo-acabar-con-el-chavismo/
Adiós Guaidó
Ángel Guerra Cabrera
Rebelión
La agresión de potencias extranjeras brinda a los pueblos en revolución la posibilidad de elevar su conciencia política y autoestima, aumentar su voluntad y cultura de resistencia y comprobar su capacidad de vencer a enemigos muy poderosos. O se fortalecen frente a la intervención, o son derrotadas por ella y por la contrarrevolución. El pueblo venezolano se ha fogueado en casi dos décadas de fiera hostilidad del imperialismo de Estados Unidos, sus aliados y lacayos. Ha sido atacado en múltiples frentes como la guerra económica, la guerra mediática y la guerra eléctrica, en el contexto de la táctica de golpe continuado y guerra irregular, o híbrida. Pero ha salido victorioso y con la moral alta después de cada ataque.
Las últimas dos grandes arremetidas del gobierno colonialista y neofascista de Donald Trump contra Venezuela han resultado un completo fracaso. Pero la pandilla de maleantes encargada de la política imperial hacia América Latina y el Caribe llegó a soñar conque el liderazgo del presidente Nicolás Maduro y el edificio de la Revolución Bolivariana implosionarían el 23 de febrero, o que, en el peor de los casos, lo harían a consecuencia del mayor y más prolongado sabotaje terrorista contra el sistema electro-energético de Venezuela y, probablemente, de nación alguna, que apagó al país casi una semana. O debido a las dos embestidas sumadas. De lo que sí no hay duda es que ambas agresiones han ocasionado graves consecuencias económicas y humanas en una población sometida ya a los rigores de la guerra económica y al estrés generado por una de las más intensas y prolongadas campañas de terrorismo comunicacional contra un país.
Hay que insistir en la considerable envergadura de la victoria del 23F, una proeza del chavismo civil y militar, que unido y cohesionado impidió la introducción, con derroche de violencia paramilitar y mercenaria, de la llamada ayuda humanitaria, a través de las fronteras terrestres. El chavismo derrotó una tremenda amenaza de violación de la soberanía venezolana por parte de Estados Unidos, de varias naciones europeas y de los gobiernos lacayos del imperialismo en nuestra región.
El gran apagón fue planeado y ejecutado desde las entrañas del imperialismo yanqui, aunque al parecer con cooperación desde adentro del sistema eléctrico venezolano, y el modus operandi durante esos días y los anteriores del grupo neofascista compuesto por Trump, Pence, Bolton, Pompeo, Rubio y Abrams evidencia que el sabotaje formaba parte del plan de guerra sicológica previo a la eventual intervención militar, que estaban informados en detalle sobre él y que trataron de sacar el máximo provecho a la gravísima situación creada para sus planes de derrocamiento de Maduro.
Venezuela no ha vivido una tragedia de gran proporción en estos días de apagón gracias al heroísmo, el temple, la paciencia, la disciplina, la solidaridad mutua y la alta conciencia patriótica de la unidad cívico-militar. Si con la agresión del 23F no lograron quebrar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ni al chavismo civil, con el sabotaje terrorista no consiguieron caotizar y desarticular al pueblo ni crear nada parecido a una rebelión. No había agua, ni combustible, la comida se fermentaba, las escuelas y centros de trabajo fueron cerrados, el metro y gran parte del trasporte colapsaron, la atención a los pacientes en algunos hospitales tuvo baches hasta que fueron instalados grupos electrógenos en los que no los tenían. No obstante, no se produjo una sola defunción a consecuencia del apagón aunque las bocinas mediáticas llegaron a mencionar cerca de 300 personas muertas, de ellas 80 recién nacidos. Y no hubo defunciones porque las autoridades adoptaron medidas drásticas para asegurar la continuidad del servicio en los centros asistenciales. ¿Quién puede negar que este sabotaje constituye un crimen de lesa humanidad del gobierno de Trump?
Por su parte, el payaso títere Guaidó siguió volatilizándose, despareciendo políticamente hasta no poder reunir más que un grupito de personas en la supuesta gran marcha que convocó para el martes 12. Nunca tuvo gran convocatoria, lo suyo es el apoyo yanqui. Pero como escribió Luis Hernández Navarro, la oposición se suicidó cuando el autoproclamado presidente interino pidió la intervención militar estadounidense en su propio país. Aparte de la traición a la patria y la enorme perversidad entrañada en esa solicitud, revela una gran ignorancia sobre la cultura política y los sentimientos patrióticos y antimperialistas del pueblo venezolano, que no le perdonará su infamia.
Estados Unidos se ha metido en un gran problema y ha arrastrado consigo a la Unión Europea, que ya anda buscando como cautela sus intereses en Venezuela ante el hecho evidente de que Guaidó es el presidente fantasmagórico de un gobierno gaseoso y Maduro se queda, sólidamente enraizado en el pueblo venezolano.
Twitter:@guerraguerra
Tomado de Rebelión que ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Rebelión
La agresión de potencias extranjeras brinda a los pueblos en revolución la posibilidad de elevar su conciencia política y autoestima, aumentar su voluntad y cultura de resistencia y comprobar su capacidad de vencer a enemigos muy poderosos. O se fortalecen frente a la intervención, o son derrotadas por ella y por la contrarrevolución. El pueblo venezolano se ha fogueado en casi dos décadas de fiera hostilidad del imperialismo de Estados Unidos, sus aliados y lacayos. Ha sido atacado en múltiples frentes como la guerra económica, la guerra mediática y la guerra eléctrica, en el contexto de la táctica de golpe continuado y guerra irregular, o híbrida. Pero ha salido victorioso y con la moral alta después de cada ataque.
Las últimas dos grandes arremetidas del gobierno colonialista y neofascista de Donald Trump contra Venezuela han resultado un completo fracaso. Pero la pandilla de maleantes encargada de la política imperial hacia América Latina y el Caribe llegó a soñar conque el liderazgo del presidente Nicolás Maduro y el edificio de la Revolución Bolivariana implosionarían el 23 de febrero, o que, en el peor de los casos, lo harían a consecuencia del mayor y más prolongado sabotaje terrorista contra el sistema electro-energético de Venezuela y, probablemente, de nación alguna, que apagó al país casi una semana. O debido a las dos embestidas sumadas. De lo que sí no hay duda es que ambas agresiones han ocasionado graves consecuencias económicas y humanas en una población sometida ya a los rigores de la guerra económica y al estrés generado por una de las más intensas y prolongadas campañas de terrorismo comunicacional contra un país.
Hay que insistir en la considerable envergadura de la victoria del 23F, una proeza del chavismo civil y militar, que unido y cohesionado impidió la introducción, con derroche de violencia paramilitar y mercenaria, de la llamada ayuda humanitaria, a través de las fronteras terrestres. El chavismo derrotó una tremenda amenaza de violación de la soberanía venezolana por parte de Estados Unidos, de varias naciones europeas y de los gobiernos lacayos del imperialismo en nuestra región.
El gran apagón fue planeado y ejecutado desde las entrañas del imperialismo yanqui, aunque al parecer con cooperación desde adentro del sistema eléctrico venezolano, y el modus operandi durante esos días y los anteriores del grupo neofascista compuesto por Trump, Pence, Bolton, Pompeo, Rubio y Abrams evidencia que el sabotaje formaba parte del plan de guerra sicológica previo a la eventual intervención militar, que estaban informados en detalle sobre él y que trataron de sacar el máximo provecho a la gravísima situación creada para sus planes de derrocamiento de Maduro.
Venezuela no ha vivido una tragedia de gran proporción en estos días de apagón gracias al heroísmo, el temple, la paciencia, la disciplina, la solidaridad mutua y la alta conciencia patriótica de la unidad cívico-militar. Si con la agresión del 23F no lograron quebrar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ni al chavismo civil, con el sabotaje terrorista no consiguieron caotizar y desarticular al pueblo ni crear nada parecido a una rebelión. No había agua, ni combustible, la comida se fermentaba, las escuelas y centros de trabajo fueron cerrados, el metro y gran parte del trasporte colapsaron, la atención a los pacientes en algunos hospitales tuvo baches hasta que fueron instalados grupos electrógenos en los que no los tenían. No obstante, no se produjo una sola defunción a consecuencia del apagón aunque las bocinas mediáticas llegaron a mencionar cerca de 300 personas muertas, de ellas 80 recién nacidos. Y no hubo defunciones porque las autoridades adoptaron medidas drásticas para asegurar la continuidad del servicio en los centros asistenciales. ¿Quién puede negar que este sabotaje constituye un crimen de lesa humanidad del gobierno de Trump?
Por su parte, el payaso títere Guaidó siguió volatilizándose, despareciendo políticamente hasta no poder reunir más que un grupito de personas en la supuesta gran marcha que convocó para el martes 12. Nunca tuvo gran convocatoria, lo suyo es el apoyo yanqui. Pero como escribió Luis Hernández Navarro, la oposición se suicidó cuando el autoproclamado presidente interino pidió la intervención militar estadounidense en su propio país. Aparte de la traición a la patria y la enorme perversidad entrañada en esa solicitud, revela una gran ignorancia sobre la cultura política y los sentimientos patrióticos y antimperialistas del pueblo venezolano, que no le perdonará su infamia.
Estados Unidos se ha metido en un gran problema y ha arrastrado consigo a la Unión Europea, que ya anda buscando como cautela sus intereses en Venezuela ante el hecho evidente de que Guaidó es el presidente fantasmagórico de un gobierno gaseoso y Maduro se queda, sólidamente enraizado en el pueblo venezolano.
Twitter:@guerraguerra
Tomado de Rebelión que ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
7 meses después CNN confirma que presidente Maduro fue víctima de un atentado terrorista el 4 de agosto
La cadena estadounidense CNN presentó un reportaje en el que mostró nuevos videos y detalles que probarían que un grupo insurgente estaría detrás del ataque con drones perpetrado contra Nicolás Maduro el 4 de agosto del 2018, cuando el chavista se encontraba encabezando un acto militar en Caracas, Venezuela.
"Que se sepa, es el primer intento de matar a un jefe de Estado con un artefacto comercial de este tipo, comprado en línea y ensamblado a mano con explosivos militares en su interior", afirma el medio, que divulgó una entrevista con un sujeto que dice ser un organizador del ataque, así como videos de los preparativos del mismo.
El presunto organizador del ataque, que habló bajo condición de anonimato, dijo a CNN que el plan fue orquestado por un grupo integrado por desertores de la Fuerza Armada de Venezuela y otras personas, con el objetivo de asesinar a Maduro. Todo fue preparado en una hacienda alquilada en el campo colombiano.
Además, el hombre proporcionó videos grabados con celulares que mostraban drones, explosivos y vuelos de práctica. También se puede oír de fondo a varios hombres quejándose del tamaño de los tornillos y de lo difícil que es leer las instrucciones en chino.
Según su testimonio, los desertores venezolanos ordenaron los drones disponibles por Internet en Estados Unidos dos semanas antes del ataque y los adaptaron para detonar una bomba casera a través de un aplicación a control remoto.
Finalmente, dos drones cargados con explosivos detonaron en la tarde del sábado 4 de agosto del 2018 mientras Maduro encabezaba un acto oficial ante cientos de militares de la Guardia Nacional y que se transmitía en vivo por televisión, dijeron las autoridades.
Maduro no resultó herido. Decenas de personas fueron arrestadas por lo ocurrido.
El organizador del plan dijo a CNN que el ataque fue frustrado por guardias que detonaron los drones prematuramente. "Los bloqueadores de señales de teléfono celular que protegen al presidente se reactivaron de repente, causando los estallidos", señala el medio.
- "Fue una decisión difícil" -
Al ser preguntado sobre por qué creyeron que un plan de asesinato era necesario en lugar de la vía pacífica, el sujeto afirmó que fue una "decisión difícil" adoptada luego de haber intenado "todas las vías pacíficas".
"Hemos tratado por todas las vías pacíficas y democráticas de poner fin a esta tiranía que se disfraza de democracia [...] Tenemos amigos presos, torturados. Esta fue una decisión difícil", afirmó.
Asimismo, reconoció que el ataque pudo haber cobrado la vida de otras personas además de Maduro. "Ese fue el riesgo que tuvimos que asumir", asegura.
Tras el ataque, Maduro acusó a Colombia y a Estados Unidos de haber intentado asesinarlo. Sin embargo, el organizador del ataque dijo a CNN que Colombia no estuvo involucrada.
Asimismo, aseguró que se reunieron con varios funcionarios del Gobierno de Estados Unidos tres veces luego del ataque, quienes buscaban información sobre lo ocurrido.
"Ellos concertaron tres reuniones después, imagino que para recopilar información que les permitiera estudiar el caso, pero no pasó de allí. [...] Querían obtener datos y nosotros pedimos cosas a cambio. Tomaron nota de eso, y preguntamos si podían ayudar. Entonces simplemente se fueron con sus apuntes y nunca más aparecieron", señaló.
"Que se sepa, es el primer intento de matar a un jefe de Estado con un artefacto comercial de este tipo, comprado en línea y ensamblado a mano con explosivos militares en su interior", afirma el medio, que divulgó una entrevista con un sujeto que dice ser un organizador del ataque, así como videos de los preparativos del mismo.
El presunto organizador del ataque, que habló bajo condición de anonimato, dijo a CNN que el plan fue orquestado por un grupo integrado por desertores de la Fuerza Armada de Venezuela y otras personas, con el objetivo de asesinar a Maduro. Todo fue preparado en una hacienda alquilada en el campo colombiano.
Además, el hombre proporcionó videos grabados con celulares que mostraban drones, explosivos y vuelos de práctica. También se puede oír de fondo a varios hombres quejándose del tamaño de los tornillos y de lo difícil que es leer las instrucciones en chino.
Según su testimonio, los desertores venezolanos ordenaron los drones disponibles por Internet en Estados Unidos dos semanas antes del ataque y los adaptaron para detonar una bomba casera a través de un aplicación a control remoto.
Finalmente, dos drones cargados con explosivos detonaron en la tarde del sábado 4 de agosto del 2018 mientras Maduro encabezaba un acto oficial ante cientos de militares de la Guardia Nacional y que se transmitía en vivo por televisión, dijeron las autoridades.
Maduro no resultó herido. Decenas de personas fueron arrestadas por lo ocurrido.
El organizador del plan dijo a CNN que el ataque fue frustrado por guardias que detonaron los drones prematuramente. "Los bloqueadores de señales de teléfono celular que protegen al presidente se reactivaron de repente, causando los estallidos", señala el medio.
- "Fue una decisión difícil" -
Al ser preguntado sobre por qué creyeron que un plan de asesinato era necesario en lugar de la vía pacífica, el sujeto afirmó que fue una "decisión difícil" adoptada luego de haber intenado "todas las vías pacíficas".
"Hemos tratado por todas las vías pacíficas y democráticas de poner fin a esta tiranía que se disfraza de democracia [...] Tenemos amigos presos, torturados. Esta fue una decisión difícil", afirmó.
Asimismo, reconoció que el ataque pudo haber cobrado la vida de otras personas además de Maduro. "Ese fue el riesgo que tuvimos que asumir", asegura.
Tras el ataque, Maduro acusó a Colombia y a Estados Unidos de haber intentado asesinarlo. Sin embargo, el organizador del ataque dijo a CNN que Colombia no estuvo involucrada.
Asimismo, aseguró que se reunieron con varios funcionarios del Gobierno de Estados Unidos tres veces luego del ataque, quienes buscaban información sobre lo ocurrido.
"Ellos concertaron tres reuniones después, imagino que para recopilar información que les permitiera estudiar el caso, pero no pasó de allí. [...] Querían obtener datos y nosotros pedimos cosas a cambio. Tomaron nota de eso, y preguntamos si podían ayudar. Entonces simplemente se fueron con sus apuntes y nunca más aparecieron", señaló.
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