Ex Secretario General de la ONU y premio Nobel de la Paz
Kofi Annan, piel negra, máscaras blancas
Por Thierry Meyssan
Si bien el balance del trabajo de Kofi Annan cuando estuvo a la cabeza de la ONU mostró un éxito indiscutible en materia de administración, de gestión y de eficacia, las críticas son extremadamente numerosas en el plano político. Como secretario general, Kofi Annan se dedicó a adaptar la ONU al mundo unipolar y a la globalización de la hegemonía estadounidense. Puso en tela de juicio las bases ideológicas de la ONU y privó a esa organización de su capacidad para evitar y prevenir el estallido de conflictos. A pesar de todo ello, es precisamente Kofi Annan quien ha sido nombrado para resolver la crisis siria.
Red Voltaire | Damasco (Siria) | 29 de marzo de 2012
Kofi Annan, ex secretario general de la ONU y Premio Nobel de la Paz, ha sido designado enviado especial conjunto de Ban Ki-Mon y de Nabil ElArabi para negociar una solución pacifica de la crisis siria. Cuenta para ello con excepcional experiencia y con una imagen muy positiva, así que todos han saludado su nominación.
¿Qué representa este alto funcionario internacional? ¿Quién lo aupó hasta las más altas funciones? ¿Qué decisiones políticas tomó y qué compromisos asume actualmente? La discreción parece ser la única respuesta a todas esas preguntas, como si el cargo que desempeñó en el pasado constituyese una prueba de neutralidad.
Escogido y educado por la Fundación Ford y la CIA
Los ex colaboradores de Kofi Annan ponderan su amabilidad, su inteligencia y su sutileza. Dotado de una personalidad altamente carismática, su paso dejó una profunda huella ya que no se comportó como un simple «secretario» de la ONU sino más bien como el «general» de las Naciones Unidas, tomando iniciativas que dieron nueva vida a una organización empantanada en la burocracia. Todo eso se sabe y se ha repetido hasta la saciedad. Sus excepcionales cualidades profesionales le valieron el Premio Nóbel de la Paz, a pesar de que ese honor teóricamente debería recompensar un compromiso político personal, no una carrera de administrador.
Kofi y su hermana gemela Efua Atta nacieron el 8 de abril de 1938 en el seno de una familia aristocrática de la Costa de Oro del golfo de Guinea. Su padre era el jefe tribal de la etnia fante y gobernador electo de la provincia de Ashanti. A pesar de ser contrario a la dominación británica, fue un fiel servidor de la Corona. Participó, junto a otros notables, en el primer movimiento de descolonización, pero vio con inquietud y sospecha la agitación revolucionaria de Kwame Nkrumah.
En todo caso, los esfuerzos de Nkrumah condujeron a la independencia del país, bajo el nombre de Ghana, en 1957. Kofi tenía entonces 19 años. A pesar de no haber participado en la revolución, se convirtió en vicepresidente de la nueva asociación estudiantil nacional. Fue entonces cuando un reclutador de la Fundación Ford se fijó en él y lo incorporó a un programa de «líderes jóvenes». Ya en dicho programa, el joven Kofi fue invitado a un curso de verano en la universidad de Harvard. Después de comprobar su entusiasmo por Estados Unidos, la Fundación Ford le propuso una formación completa, primeramente como estudiante de Economía en el Macalester College de Minnesota y más tarde estudiando Relaciones Internacionales en el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales de Ginebra.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, la Fundación Ford, creada por el célebre industrial estadounidense Henry Ford, se convirtió en un instrumento no oficial de la política exterior de Estados Unidos, ofreciendo una pantalla respetable a las actividades de la CIA [1].
La vida de estudiante de Kofi Annan del otro lado del Atlántico (de 1959 a 1961) coincide con los momentos más difíciles de la lucha por los derechos civiles de los negros estadounidenses (el comienzo de la campaña de Martin Luther King en Birmingham). Asistió entonces, en Estados Unidos, a una especie de prolongación del proceso de descolonización que ya había conocido en Ghana, pero tampoco participó.
Satisfechos de sus resultados académicos y de su discreción en el plano político, sus mentores estadounidenses le abrieron las puertas de la Organización Mundial de la Salud, donde encontró su primer empleo. Después de 3 años de trabajo en la sede de Ginebra, pasó a formar parte de la Comisión Económica para África, con sede en Addis Abeba. Pero no contaba con suficientes diplomas como para poder aspirar a hacer carrera en la dirección de la ONU, así que regresó a Estados Unidos para estudiar administración en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) (de 1971 a 1972). Trató de regresar a su país natal como director de Desarrollo Turístico pero, al verse continuamente en conflicto con el gobierno militar del general Acheampong, regresó a la ONU en 1976.
Una carrera brillante, con trágicos fracasos
En la ONU ocupó diversas funciones, primeramente en el seno de la UNEF II (la fuerza de interposición entre Israel y Egipto creada después de la guerra de octubre de 1973) y más tarde como director de personal de la Oficina de Refugiados (UNHCR). Conoce entonces a la abogada Nane Lagergren y se casa con ella en segundas nupcias. Esta abogada sueca es la sobrina de Raoul Wallenberg, representante oficial de Suecia en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial, célebre por haber salvado a cientos de judíos perseguidos mediante la entrega de pasaportes. Wallenberg trabajaba también para la OSS (la antecesora de la CIA) como agente de enlace de Estados Unidos con la resistencia húngara. Desapareció al final de la guerra y se dice que los soviéticos lo hicieron prisionero para acabar con la influencia estadounidense en Hungría. En todo caso, la feliz unión con la sobrina de Wallenberg abrió a Kofi Annan una serie de puertas que no lograba pasar, esencialmente las de las organizaciones judías.
El secretario general de la ONU Javier Pérez de Cuellar nombró a Kofi Annan asistente a cargo de los recursos humanitarios y responsable de la seguridad del personal de la ONU (de 1987 a 1990). Cuando Irak decide la anexión de Kuwait, 900 empleados de la ONU se ven atrapados en aquel país. Kofi Annan logra negociar con Sadam Husein la salida del personal de la ONU, lo cual le proporciona prestigio en el seno de la organización. Se encargará después del presupuesto de la ONU (de 1990 a 1922) y, ya bajo el mandato de Butros Butros-Ghali, de las operaciones de paz (de 1993 a 1996), con un breve paréntesis como enviado especial para Yugoslavia.
Según el general canadiense Romeo Dallaire, comandante de los cascos azules en Ruanda, Kofi Annan no reaccionó ante sus numerosos avisos y demandas y sería, por lo tanto, el principal responsable de la inacción de la ONU durante el genocidio (cuyo balance se calcula en 800,000 muertos, esencialmente miembros de la etnia tutsi, entre los que también se cuentan opositores pertenecientes a la etnia hutu) [2].
Un escenario prácticamente idéntico se reprodujo en Bosnia, donde las fuerzas bosnio-serbias tomaron como rehenes a 400 soldados de la ONU. Kofi Annan no respondió entonces a los llamados del general Bernard Janvier y permitió así la ejecución de masacres que ya eran previsibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario